Matar es una derrota
, "Esta guerra, la sexta que libra Israel desde su independencia, es muy peculiar. Cada enemigo que se mata es una derrota. El objetivo es no rnatar", asegura Reuben Gal, coronel retirado, ex jefe del gabinete sicológico del Ejército y, en la actualidad, director del Instituto de Estudios Militares, una entidad independiente.
Desde la sede del centro, en Zijron Yacov, al sur de Haifa, Gal, de 46 años, padre de cinco los (dos de os cuales prestan servicio en el Ejército) afirma que "los estudios efectuados en los últimos 17 meses no muestran que exista trauma de combate entre los soldados que prestan servicio en los territorios ocupados, pero nueve de cada 10 prefieren ir al sur de Líbano, pese a que allí el riesgo es mucho más alto".
"La intifada ha causado un fuerte impacto en la sociedad israelí", dice Gal, "pese a que también se desarrolla una cierta apatía como mecanismo de defensa."Nuestros sondeos reflejan", asegura el ex coronel, "que el 95% de los jóvenes querría ir al Ejército aunque no fuera obligatorio, pero también que ha aumentado el odio hacia los árabes desde que estalló la revuelta: de un 30% a un 40%. Este porcentaje es muy alto (70%) entre los alumnos de escuelas religiosas y muy bajo (13%) entre los chicos que viven en los kibutzin y los moshavin (explotaciones colectivas).
"Los oficiales", asegura Gal, "son sensibles a los conflictos humanos que pueden surgir cuando se entra en los campos palestinos. Si observan que a un muchacho le repugna combatir en esas circunstancias, normalmente se le situará en la retaguardia".
