El juicio contra el presunto asesino de Palme sigue sembrando dudas
, El juicio de Christer Petersson, sea cual sea el veredicto final, no va a desvelar por completo el misterio que envuelve la muerte de Olof Palme, el primer ministro sueco asesinado hace tres años largos en el centro de Estocolmo, según fuentes jurídicas y periodísticas de la capital sueca, para las que la vista no tendrá un final feliz. El debate seguirá indefinidamente, como ocurre con el magnicidio del presidente John Kennedy, dice un comentarista que ha seguido el caso desde su origen. El juicio se reanudó ayer, tras el día de descanso motivado por la fiesta nacional, y en una corta sesión matinal, fiscal, defensa y acusado pasaron revista a la noche de autos, 28 de febrero de 1986. Nada especial salió del interrogatorio, en el que Petersson se mostró seguro. El presunto asesino estudió arte dramático y ayer actuó con tranquilidad y, en ocasiones, con humor; también reconoció su pasado de ladronzuelo bebedor y consumidor de anfetaminas.
El interés de los suecos por el juicio del siglo en Sueciasuspendido ayer hasta el martes está teñido de una desconfianza abonada por casi tres años de pistas y teorías falsas -compló iraní con conexiones kurdas, iraquíes, chilenas, surafricanas, de la CIA, líos de faldas, entre otras- y negligencias policiales. Ahora, por fin, se ha conseguido sentar en el banquillo al presunto asesino -una especie de doctor Jeckyl y Mr. Hyde, que alterna prontos violentos en los que es capaz de todo (ya mató a un hombre por un empujón) con muestras de inteligencia y educación-, pero la falta de pruebas en su contra hace a los observadores ser particularmente cautos.
"Al fiscal le va a resultar muy dificil probar la culpabilidad de Petersson", dice Claes Borgstróm, un abogado de Estocolmo que comenta y analiza para Radio Suecia las vicisitudes del juicio. "Es muy pronto para decir si va a ser condenado, pero la ausencia del arma y la carencia de motivo son obstáculos diriciles de salvar".
Falta de pruebas
Ésos son dos de los puntos débiles en la argumentación del fiscal, pero en Suecia hay precedentes de casos en los que han faltado pruebas materiales y al final han sido las declaraciones de los testigos las que han inclinado definitivamante la balanza.
La clave del juicio va a estar en la declaración que el próximo miércoles haga Lisbeth Palme, la única persona que vio de cerca al hombre que disparó contra su marido, aunque ella no llegó a ver el arma homicida.
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