Otra cultura de la polÍtica
Julio Anguita y Fernando Pérez Royo, hablando sólo de Europa
"No nos tiene que dar lecciones de moral nadie. ¡Qué lecciones nos va a dar Mitterrand, que hundió el Guerrero del Arco Iris!'. Expresándose así, un telonero de un mitin de Julio Anguita abarcaba mucho del talante de Izquierda Unida: programa europeo al ciento por ciento, que Anguita desarrolla preconizando una política europea calcada de la nacional; un Parlamento Europeo constituyente que pueda legislar la política social y económica, y la unión de todo el Viejo Continente. Anguita se opuso radicalmente al Mercado Común, pero su evolución y la del mundo le han hecho un pregonero del Gobierno europeo.
Dejó crecer su barba entrecana por una mujer: "Ella me lo pidió". El primer día que montó unos instantes con la dicha en el autocar / caravana, le leyó unos versos de Garcilaso de la Vega. Es su autor de cabecera durante la campaña, pero puede leer a Gustavo Adolfo Bécquer, a Calderón, santa Teresa, san Juan de la Cruz, Vicente Blasco Ibáñez.Es la primera pincelada, no más, de Julio Anguita (J. A.), el europeo, en campaña por tierras de todas las Españas autonómicas. J. A. es otra cultura de la política, otra manera de hacer política. No hace política de imagen, "porque la imagen es acentuar lo que somos", "la política es otra cosa y hay que demostrarlo no sólo con palabras". "No se trata de insultar a troche y moche: eso no dará a conocer lo que somos". "No he dejado de ser combativo para captar moderados, no; ocurre, simplemente, que no soy ordinario". Y ni fotos de líder en los carteles anunciadores de nuevas alternativas de Izquierda Unida (IU), ni demagogia, ni una palabra de política interior con pretexto europeo.... Ya lo dijo Cioran: "La sociedad es un antro necesitado de salvadores". J. A. no desea serlo, pero lo parece cuando Alfonso Guerra se pega una pasada ante el respetable, regaera en mano.
La caravana ya arribó a Oviedo, desde Badajoz, Málaga, Madrid, y camino de El Ferrol, Valladolid, Bilbao... J. A. descansa, repantingado en un sillón. Cuida su voz, gesticula, es el momento de quedarse con su barba. Un historiador, un día de un siglo cualquiera, hará una tesis sobre esta barba que tiene más de mefistofélica que de filosófica, más de mística que de izquierdosa. J. A. es su barba.
Y ya vamos al ruedo. J. A. es un torero; le molesta si le llaman califa. "Y además no soy de la clase política: Esto es una función, se acabó". El teatro Campoamor de Oviedo revienta. 2.000 ánimas, mayores, jóvenes, matrimonios, bebés. Es domingo. La ciudad de La regenta anda de primera comunión, en las iglesias, en los llagares, en las sidrerías, en los restaurantes. J. A. no ha tenido suerte; Dios le plantó cara y le ha ganado la partida. Ya se verá el día de las urnas.
Sidra y mina
"Anguita habla como Dios, y más seguido que Felipe González", susurra el padre a su hijo en un palco. J. A. habla de Europa como lo haría el Niño Jesús vestido de paisano y con alma de torero. Habla de izquierda y de derecha como si se tratara de una fabada asturiana a punto. Y no menta más que a Europa, pidiendo parlamentarios que "peguen un puñetazo en la mesa", para izquierdizar la Comunidad, claro. Guerra le dice Juanito a Barranco, y Fernando Pérez Royo, cabeza de lista de IU, cuando cita a Redondo habla de Nico. Esto merece un culín de sidra. Cae el telón, borrachera de aplausos y, puño en alto, al son de Asturias patria querida, J. A. van con sus correligionarios a tirarse él mismo el primer culín del cava asturiano. Pero sin fotógrafos.
Asturias es la mina, la silicosis, las galerías de la muerte. J. A. nunca ha bajado a una mina de carbón, sólo a una de cobre. Royo, "la campaña no está para divertirse". Anguita considera a los trabajadores mayores de edad, "tengan el carné que tengan". Y empalma: "No quiero política paternalista, no se trata de halagar para ganar votos, eso no es política".
Ya estamos camino de La Felguera. J. A. viaja en coche, con chófer, escolta, camisa morada, pantalón azul. ¿Escuchará lo que la caravana oye en el bus, recitado en la radio por José María Benegas, el socialista?: "El comunismo ha fracasado como sistema político y económico".
Aquí están todos, en el pozo del Candín. Luce el lema de la campaña de IU: "Es tiempo de alternativas", y no precisamente sólo de alternancias, explicarámil veces. El líder ya está en acción, saluda, se acerca a la hulla recién salida de las entrañas de la leyenda negra. Quieren hacerle fotos embadurnado de minero. ¡Crimen! "Yo no hevertído aquí a hacer imagen manchándome con carbón: Vendré pasadas las elecciones a enterarme a fondo del problema del carbón". Se sube a un tenderete, habla breve: "Estoy aquí retando a quien quiera hacer un programa para gobernar, en España y en Europa. Ya sabéis cómo hablo, corto y por derecho". J. A., manos en los bolsillos, mira serio a los, mineros cobijados bajo la techumbre de las instalaciones de los aseos. Todo es breve. Fin. J. A. se va. Un forofo se le acerca con un billete de 5.000 pesetas para que le firme un autógrafo: "No, los políticos no deben firmar autógrafos". La insistencia es inútil y, J. A. repite: "Le doy la mano, pero no firmo un autógrafo". Susana de la Fuente no se había enterado de nada: "Julio, un autógrafo". ídem de ídem: "Te doy la mano, pero no firmo autógrafos".
La mina... La Felguera, cuna de sueños negros, de sidra alegre, de horizontes sin sueldo del Estado. Por aquí ha pasado hoy alguien con dejes de grande de todas las culturas de Andalucía, iluminado, empapado por las emociones de lajusticia. A su pesar, J. A. es carne de:imagen: Llegó, miró, ajustó la figura. Habló breve, medido, citó el carbón.
¿Qué ha convertido a J. A. en europeo a tumba abierta? "He tenido que aprender rnucho; la interpretación de las economías, las evoluciones tecnológicas nos llevan a un Gobierno europeo, y más aún, a un Gobierno mundial. Lo que yo no acepto es el desarrollo que de esto hace la derecha". ¿Y hacia dónde lo llevarían nuevos estudios y nuevas evoluciones? "Aprender y evolucionar es marxista; y lo segundo es una componente subjetiva que consiste en saber hacia dónde se evoluciona: claro, siempre existe el riesgo de ir al campo contrario, siempre estamos en la, cuerda floja. El riesgo siempreestá ahí".
La presencia ausente
Esto es vox populi: IU va a subir. Pero J. A. no lo dice así: "Nuestra presencia es la presencia ausente. Nosotros no esitamos en la imagen; lo nuestro corre como un rumor, porque responde a otra manera de hacer la política. Un ejemplo: yo no bajé a la mina para hacerme la foto sucio de carbón. Esto no lo sabe nadie, pero sí los que estaban allí, lo que hará correr el rumor".
J. A., dicen sus colaboradores, es el hombre tirón de IU, no es el novicio a quien se catapulta hacia todas las conquistas. La campaña le resbala más o menos. "Lo nuestro es a largo plazo; lo que no se ha hecho en un año, no se hace en una campaña". Lleva con tranquilidad frenética su caminar a tumbos como un torero de hotel en hotel. ¿Es un hombre honesto, puro? "No, yo soy portador de un proyecto en una etapa no perfilada: que todos los socialismos se reúnan. IU no es una táctica que se convertiría en soporte del PSOE, como lo pretendía Curiel, que fue quien tramó que yo viniera a Madrid. Es una estrategia y por eso estoy yo aquí. Y en este instante diré algo nuevo: Estamos en el umbral de una nueva fuerza política; se trata del Frente Político, en el que el PCE será algo así como la esencia del organismo pensante".Ya mismo, en la carretera, camino de El Ferrol, la belleza verde nos escolta, música de Beethoven en el bus. Esto es una película que se hace pesada lentamente. J. A. se ha escapado en su coche. Altos de San Martín de Luiña: los valles hondos, la arboleda, y la mística del cordobés de la otra política aparece en el horizonte. Habla la imaginación: J. A. no existe, se ha ido en su auto, y a los periodistas nos quedan siete, ocho, nueve horas en espera del hotel ferrolano.Ahí viene, ya se acerca. Una gallega rolliza se espanta: "Ya se me escapó Julio, por culpa tuya", le increpa a su marido, seguramente. El teatro no revienta. Da igual. J. A. inspira el silencio: sube la escalera lento, hace el paseíllo, ajusta imperceptiblemente algo (¿la faja imaginaria?), y comienza raudo, tranquilo, suave, silenciosamente, gesticulando lo justo, de tal manera que el remate de sus palabras es un arabesco en sus dedos.
"Hay que eliminar la magia y el mito de las grandes palabras: justicia, libertad, fraternidad...". Por una razón simple, histórica: "Porque hay que recuperar las palabras y adecuarlas a los hechos, a la realidad". No fue más su discurso: "¡Ojo con la magia de las palabras; ojo con el mito de las palabras!". ¿Ha dicho algo más tremebundo, absolutamente moderno, revolucionario, en su veintena de corridas europeas?
Al cabo del acto, en la puerta del teatro, un hombre rascaba sus aladares con la mano derecha: "No sé muy bien qué pensar, porque no he entendido muy bien; me pareció algo místico".
En Valladolid, le contestaba J. A.: "Califican de místico a lo que digo porque es un proyecto global; pero si hay algún oyente que en el mundo se pueda arreglar sólo con medidas técnicas, va dado;. Puede ser religioso, porque va más allá de las medidas técnicas. A quienes han querido adecuar las palabras a los hechos se les ha llamado mesiánicos; los demás hacen componendas, y yo los admiro, pero hoy las masas irrumpen".
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