Cuando se corre la voz

"A nosotros", señaló el gerente del Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada, José Luis Gómez, "derribar una chabola que se ha construido en un día nos cuesta tres o cuatro meses de papeleos oficiales, incluida la orden judicial, y un gasto de unas 100.000 pesetas. Cuando se corre la voz de que se están construyendo pisos, aparecen familias gitanas de toda España. No sirve de nada construir 2.000 viviendas si en el tiempo que se tardan en edificar aparecen otras 1.000 familias"."Al menos", afirmó Gómez, "el Consorcio controla ahora de verdad que a una misma familia no se le conceda más de una vivienda de promoción pública, aunque no hemos podido acabar con la práctica de la venta de los pisos a otros particulares. Y también es verdad que esta práctica no es exclusiva de las familias gitanas".

Gómez puso de manifiesto la necesidad de que el plan se extienda a nivel nacional. "Es imprescindible que la solución a las ínfimas condiciones de vida de la población gitana y la integración de este colectivo en la sociedad se planee en toda España. El plan de Madrid se vendrá abajo si, atraídos por esta actuación, siguen llegando nuevas familias que ocupan el sitio de las ya alojadas".

El cumplimiento de los objetivos del plan no asegura en absoluto la desaparición del chabolismo en Madrid. En opinión del gerente, "la Comunidad y el Ayuntamiento, a lo largo de estos años, han hecho un tremendo esfuerzo por erradicar este fenómeno, que además ha significado la inversión de miles de millones, pero todos los afanes son inútiles si no contamos con mecanismos legales que impidan la aparición de nuevos focos".