Omar Hernández toma el liderato en Ávila
Ninguno de los grandes favoritos fue capaz de imponer una mínima supremacía ayer pese a que el terreno montañoso fuera propicio para ello. La sexta etapa, entre Béjar y Ávila, ganada por el belga Luc Suykerbuyk (Zahor), fue beneficiosa para el equipo Kelme, que coloca como líder a un buen escalador, el colombiano Omar Hernández. La otra cara de la moneda fue la protagonizada por el Caja Rural, que perdió el jersey amarillo de Roland Leclerq, y sobre todo, la opción para ganar la carrera, puesto que Marino Lejarreta cedió casi nueve minutos.
Lo que para los favoritos no dejaba de ser una batalla más, para algunos lugartenientes o gregarios resultó ser una guerra sin concesiones. En Béjar, algunos directores acababan de explicar las últimas consignas a corredores como Echave y Murgialday (BH), Hernández y Morales (Kelme), Sánchez y Hilse (Teka) o Palacios y Ma gro (Reynolds). "No importa que lleguéis a Ávila con una hora de retraso. Lo importante es meterse en las escapadas iniciales y controlar la carrera", les decían. Buena parte de los corredores citados no sólo no perdieron tiempo, sino que fue ron los protagonistas de la etapa. Los colombianos, ante un trazado como el de ayer, no necesitaban arengas. La ofensiva de los componentes del Café de Colombia y del Postobon fue indiscriminada, fulminante. Desde el primer kilómetro se lanzaron hacia las cumbres, su casa, y la carrera confirmó el vaticinio de Rafael Carrasco, director del Kelme y buen conocedor de la forma de actuar de los colombianos: iban a ser los árbitros, el punto de referencia. Quienes siguieran su es tela iban a constituir la cabeza de carreraAsí sucedió en el kilómetro 31 cuando una caída provocó un corte en el pelotón que dejó en cabeza un grupo de 30 unidades, con diez colombianos, entre ellos los del equipo Kelme, Parra y Morales, y entre quienes no perdieron su rueda otros corredores importantes como Pino y Echabe (BH), Caritoux (RMO), Cabestany y Chozas (ONCE). Ello originó el momento más trascedente de la jornada, puesto que Delgado e Induráin (Reynolds), Dietzen (Teka) y Lejarreta (Caja Rural) habían quedado relegados al pelotón de los torpes. Pero la diferencia no fue nunca superior al minuto y la separación de los grandes favoritos duró sólo cinco kilómetros.
A partir de ese momento, los hombres importantes volvieron a esconderse en su caparazón y a marcarse estrechamente. Sólo el alemán Dietzen provocó un tímido intento cuando coronaban el cuarto y último puerto de la jornada, el de Navalmoral. Fuerte y Pedro Muñoz (ONCE) siguieron su rueda, pero inmediatamente fueron atrapados por sus compañeros inseparables. En el largo y, duro primer puerto de primera categoría, el de Peñafría, en medio de un frío intenso, con algo de nieve en los márgenes de la carretera y una espesa niebla, se produjo otro fraccionamiento del grupo, siempre con los colombianos por delante, especialmente el combativo Martín Farfán. Pero la selección no era fruto de ataques de corredores relevantes.
Pino lo dijo tras cruzar la meta: "Si no atacan Delgado o Parra, no ataco yo, si no se mueven Dietzen o Tnduráin-, no se mueve Fuerte. Y lo mismo deben pensar ellos". La carrera parece haberse planteado sobre un tablero en el que, al contrario de lo que sucede en el ajedrez, quien lleva las blancas, y por lo tanto inicia el juego, tiene todas las de perder. Y nadie quiere asumir ese papel.
En el kilómetro 76 se produjo la escapada decisiva. Suykerbuyk, Omar Hernández, Hilse, Farfán y Murgialday fueron sus primeros protagonistas. Ese grupo fue la referencia.
Tras superar el puerto de Serranillos, de primera categoría, quedó configurada la estrategia de la etapa. Suykerbuyk, Farfán y Omar Hernández, quedó claro entonces, iban a disputarse el triunfo. En segundo término se formó otro grupo con Echave, Sánchez, Magro, Morales y Hilse.
Grupo de favoritos
Por detrás, el primer pelotón con todos los favorítos era conducido por el equipo Teka hasta que su director, González Linares, ordenó a sus pupilos que cesaran en su esfuerzo, porque ,la pesar de que el único beneficiado de lo que ha pasado es el Kelme, hay otros equipos que no estaban haciendo ni un relevo", dijo haciendo clara referencia al Reynolds. El equipo de Pedro Delgado actúa de forma todavía más precavida que el resto y lo demuestra al no querer luchar, de momento, por el liderato de la carrera, aunque ayer dispuso de otra ocasión para hacerlo a través de Rodríguez Magro. Pero, a pesar de la acusación de Linares, fueron precisamente Gorospe e Induráin quienes más trabajaron por reducir la diferencia.
Tras los acontecimientos de los primeros seis días de carrera y la floja actuación de Lejarreta, varios directores deportivos reafirman su opinión de que "ésta va a ser una carrera por eliminación". El corredor vasco, ganador de la Vuelta en 1982 y que esta temporada pretende participar también en el Giro y en el Tour, ya se había mostrado con anterioridad muy escéptico sobre su rendimiento en etapas como la de ayer.
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