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"¡Mira cómo te has puesto!"

Miles de niños convirtieron la calle de Bravo Murillo, en un inmenso patio de recreo

La calle de Bravo Murillo sufrió en la tarde de ayer otro de sus habituales atascos. Pero en esta ocasión no había coches ni tráfico. Miles de chavales se concentraron en los cerca de tres kilómetros que separan la plaza de Castilla de Cuatro Caminos para disfrutar de las 200 atracciones gratuitas ofrecidas en el distrito de Tetuán con motivo del Día del Niño. Al grito de "mira cómo mola" los pequeños arrastraban a sus padres, que veían preocupados cómo se distanciaban del lugar donde habían aparcado el coche. "Esta calle no se acaba nunca", comentaban.

¡Pero no ves cómo te has puesto!". Esta era otra de las frases más repetidas entre los mayores. Inevitablemente las atracciones más deseadas por los niños eran aquellas que implicaban un ataque directo contra la blancura de su ropa. Los baños de espuma con que los bomberos regaban a los asistentes, las pinturas de cera, el maquillaje de payaso y el barro de modelado pringaron caras, manos, camisas y pantalones.El Día del Niño de Tetuán fue organizado, por séptimo año consecutivo, por la Junta de Distrito, y contó con la colaboración de 250 voluntarios. "Participan hasta los socios del club de la tercera edad, y con verdadera dedicación", comenta Orlando Lumbreras, director de Cultura de la Junta. Muchos monitores repiten año tras año. "El año pasado acabé doblada de tanto agacharme para poner y quitar zapatos a los niños que subían al castillo de aire. Hace dos años se me cayó encima la caseta donde estaba. Pero sigo colaborando", cuenta Visitación, una de las monitoras asiduas del Día del Niño.

Este año la calle de Bravo Murillo se dividió en cuatro áreas. En la plástica había variedad de talleres de papel, pintura, cerámica, guiñol, mimo ... En la educativa los niños podían aprender números de circo o magia, hacer plantaciones o familiarizarse con el chotis. En el área recreativa el programa incluía un viaje en un tren a vapor, un paseo en burro, una visita al interior de un coche de policía y una sesión de malabarismo sobre patines. En la última zona, dedicada al deporte, los cars y el rocódromo para montañismo eran las estrellas.

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