Los que no vuelven de la 'mili'

LUIS MAZARRASA, "Estoy ocho horas diarias en el gobierno militar. Además, han empezado a ponernos servicios: el lunes, refuerzo; el martes, limpieza e imaginaria; miércoles, refuerzo; jueves, cuartelero. El fin de semana, servicios dobles por permiso de un compañero. Pensando en 10 meses que me quedan, empiezo a experimentar claustrofobia cronológica... ". El soldado Pablo García Ruiz, de 20 años, que escribía esta carta a sus padres, no viviría más allá de ese fin de semana con servicios dobles. El domingo 24 de febrero de 1985 fue hallado muerto de un disparo en su litera de un cuartel de Burgos, horas después de ganar una partida de ajedrez.

"La información que nos dieron tras el presunto suicidio de mi hijo era prácticamente nula; se limitaron a decirnos que había fallecido por disparo de arma de fuego y que el expediente quedaba cerrado si no aparecían nuevas pruebas", dice Augusto García.Según un estudio del Ministerio de Defensa, 152 soldados se suicidaron de los 539 que fallecieron durante el servicio militar entre 1983 y el pasado junio. En el mismo período de tiempo, 8.187 resultaron heridos.

En opinión de algunos psiquiatras, en el servicio militar se dan muchas circunstancias para que el suicidio sea la principal causa de muerte entre los soldados: la soledad a que se ven sometidos los jóvenes reclutas durante las guardias, la posesión de un arma y el cansancio, que puede inhibir la represión de un "deseo de muerte, son factores que inducen al suicidio", declara uno de estos médicos.

Cerca de 25 familias de soldados muertos o desaparecidos cuando cumplían el servicio militar han fundado la Asociación Corazones Unidos, que exige al Ministerio de Defensa que analice y remedie las causas que provocan una mortalidad tan alta en la mili -cada semana mueren dos soldados- y reclama también una completa información de todo lo relacionado con estas muertes.

"En cuanto muere un soldado, el caso se cierra, no tienes derecho a investigar las causas de su fallecimiento. Además, las indemnizaciones a las que tendríamos que tener derecho los familiares se olvidan en un 99%", explica Antonio Alonso, miembro de Corazones Unidos y padre de un joven que murió hace casi un año en unas maniobras en Peñafiel.

"Las relaciones que hemos mantenido con Defensa desde que murió nuestro hijo han estado exentas de delicadeza por su parte", dice Augusto García. "Con esta asociación pretendemos también ayudar a las familias a superar el trauma de la muerte de un hijo", añade con una tristeza que indica que él tampoco lo ha superado.

Cifras escandalosas

El diputado del Centro Democrático y Social por Pontevedra Francisco Javier Moldes, que ha formulado en 1988 en el Congreso varias preguntas al ministro de Defensa sobre esta cuestión, considera que la tasa de suicidios entre los soldados -14 por cada 100.000, y se llega hasta 30 entre los voluntarios- es escandalosa si se compara con la proporción que se da en la sociedad civil, cinco por cada 100.000.

"No se toman las medidas adecuadas para evitar esta situación", afirma Moldes, "aunque en los últimos tres años se han producido ciertos avances que son insuficientes".

"El teniente general Gutiérrez Mellado dijo en una ocasión que el soldado que se suicida es un enfermo, a lo que yo respondo que un enfermo no debe ir al servicio militar", concluye.