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LA CONSTRUCCIÓN EUROPEA

Divisiones

J. R. A., La cuestión europea, como ocurrió con la cuestión nuclear en la década de los setenta, divide ahora a la sociedad sueca e incluso rompe los dos bloques tradicionales en los que se agrupan los partidos, el bloque socialista y el bloque burgués. Dentro del primero, los comunistas (5,8% de los votos y 21 diputados) apoyaron el Gobierno socialdemócrata (43,2% de los votos y 156 diputados), formado por Ingvar Carlsson tras las elecciones del pasado septiembre, pero ahora se oponen al acercamiento de Suecia a la CE, que oficialmente defienden los socialdemócratas, aunque algunos sectores de este partido, sobre todo dentro del movimiento sindical, tengan muchas dudas sobre el asunto.

Dentro del bloque burgués, el Partido Conservador (18,3% de los votos y 66 diputados) y la organización patronal SAF, son los defensores más decididos del acercamiento a la CE, seguidos del Partido Liberal (12,27. de los votos y 44 diputados). Los otros socios burgueses, el Partido del Centro (11,3% de los votos y 42 diputados), de origen agrario, está dividido casi en dos mitades idénticas sobre esta cuestión. No obstante, en la anterior legislatura, los centristas votaron a favor de la integración europea.

Derechos sociales

Gudmund Larsson, economista de la LO (Unión General de Trabajadores de Suecia), declara que la postura del todopoderoso sindicato socialdemócrata "es en principio favorable al proceso de integración europea de Suecia tal y como fue formulada la cuestión por el Parlamento". Larsson reconoce que existe una cierta división entre los sindicatos industriales (la unión del metal, por ejemplo) y los sindicatos de otros trabajadores de cuello blanco, como los empleados públicos. "Los primeros ven muy directamente la implicación de su trabajo en productos dedicados a la exportación, mientras que los segundos hacen un debate más intelectual. En un nivel global todos están de acuerdo en que los trabajadores suecos deben mantener íntegramente sus derechos sea cual sea el tipo de acercamiento a Europa", añade.

"El movimiento obrero sueco lleva muchos años luchando organizadamente para lograr una sociedad más justa en la que el bienestar social sea general. No vamos a renunciar de ninguna manera a mantener una baja tasa de paro y al reparto de la riqueza tal y como se ha venido haciendo en nuestro modelo por medio de la solidaridad salarial", añade Larsson. El economista sonríe con su barba rubia cuando se compara la, tasa de paro de Suecia (1,8% de la población activa) con la española, diez veces superior. "Aquí en Suecia hay viejas tradiciones que merecen ser ,conservadas", concluye Larsson mientras acaricia el pequeño alfiler de cabeza roja que adorna su solapa.

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