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La gobernabilidad de la ciudad

Después del paso al PSOE de dos concejales del CDS, el alcalde de Madrid explica las razones que le han llevado a tomar esta decisión. El PSOE se ha visto obligado a recomponer la mayoría en el Ayuntamiento como única forma de garantizar la gobernabilidad de la ciudad.

En el período comprendido entre las elecciones municipales de 1987 y el pleno constitutivo del nuevo Ayuntamiento, convocado para la elección de alcalde el día 30 de junio, hice público en nombre de mi partido una declaración en la que planteaba dos propuestas para el mejor gobierno de la ciudad.Primera. El PSOE como partido más votado debía garantizar la gobernabilidad de la ciudad. Asimismo, tenía la obligación de intentar formar un gobierno estable y de progreso para los vecinos de Madrid.

Segunda. En su consecuencia planteaba la conveniencia de formar un pacto de gobierno con aquellos partidos con representación municipal que compartieran un programa de progreso para la ciudad y se comprometieran solidariamente a su realización.

En la misma declaración, que repetimos en el pleno del día 30 de junio de 1987 y en otras ocasiones posteriores, expuse los objetivos irrenunciables del posible pacto de gobierno: política de reequilibrio urbano, de ampliación de los servicios sociales, de erradicación de la infravivienda, de movilización del empleo, de medio ambiente, de potenciación del transporte público, de desarrollo pleno de la capitalidad europea de la cultura.

Por razones que puedo entender pero no compartir, mi propuesta por la gobernabilidad de la ciudad no fue aceptada. Se constituyó así el Ayuntamiento con un gobierno minoritario y una oposición mayoritaria, en el marco jurídico de una legislación local aún insuficiente y en el contexto real de una ciudad cuyos problemas y esperanzas requerían y requieren todavía un gobierno estable apoyado sólidamente en la cámara municipal.

Acuerdos de gobierno

Y así también se frustró una operación política que tiene curso corriente en la Comunidad Europea. Efectivamente, las ciudades europeas cuyo sistema electoral proporcional o en las que la expresión de la voluntad popular en las urnas no facilitan un gobierno municipal de mayoría para un único partido, han sabido encontrar los cauces para llegar a acuerdos de gobierno plural o concertado y para construir el binomio alcalde-mayoría con la fuerza y capacidad necesarias para afrontar los problemas de la ciudad desde un programa común y un esfuerzo solidario. Somos desde entonces una excepción poco razonable en relación con los gobiernos de mayoría de todas las ciudades europeas de cierta densidad de población y con la problemática común a las grandes ciudades. Amsterdam, Lisboa, Berlín, Milán o Roma son, entre otros muchos, ejemplos clarificadores de esta práctica política en la que la responsabilidad en la gestión municipal es compartida por partidos políticos con amplia tradición democrática.

La incapacidad de los grupos políticos municipales para formalizar un. pacto de gobierno en beneficio (le la ciudad, ha sido contestada desde el interior de uno de ellos, con un discurso moral y políticamente irreprochable.

Si los presupuestos municipales contaron con el voto de su grupo, si hay amplias zonas de coincidencia como pone de relieve todos los días la oposición conservadora, si la gobernabilidad de la ciudad exige un esfuerzo solidario de quienes comparten muchos objetivos, si las demandas sociales y la construcción de una ciudad más habitable deben ser el único norte de los concejales elegidos por el pueblo, no se puede convertir el Ayuntamiento en campo de batalla de proyectos políticos partidarios de dudosa solvencia, por encima de este cuadro previo de valores y de racionalidad.

La posibilidad de un gobierno estable de progreso cuaja ahora en esta experiencia política de auténtica democracia municipal y que responde a un modelo europeo con frutos probados de eficiencia y solidaridad.

Como manifestamos en la propuesta a que hice referencia al inicio de estas reflexiones, los objetivos irrenunciables de un programa de gobierno para la ciudad, son compatibles con el diálogo y el consenso con el resto de los grupos políticos municipales. Lo son para un gobierno en minoría y lo son también para un gobierno con mayoría. En cualquier caso, la apuesta por la gobernabilidad de la ciudad, por el reforzamiento de la capacidad de gestión del Ayuntamiento, es hoy una necesidad para Madrid, que como alcalde tengo la obligación de impulsar y hacer posible.

es alcalde de Madrid.

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