El tribunal condena al padre a 12 años, pero le concede el beneficio del estado de obcecación

La sentencia dictada por la Sección 10º de la Audiencia de Barcelona condena a César Bordanau a 12 años de prisión por asesinato, aunque le aplica la atenuante de obcecación. El tribunal ha considerado que Bordanau actuó movido por un "estado pasional de odio hacia la víctima, que le llevó a una reacción desmesurada y execrable de provocarle la muerte".Miguel Ruiz Martos, el camello de los hijos de Bordanau, fue asesinado de un tiro en la nuca, en la madrugada del día 27 de diciembre de 1987, cuando se encontraba en su domicilio de Sant Pere de Ribes. La viuda de la víctima, María de la O Ramírez, señaló durante el juicio al acusado como autor de la muerte de su marido. "Reconocí la voz de César desde mi habitación", afirmó. Ramírez aseguró que oyó decir a Bordanau: "Miguel, me ha dicho mi hijo...". Después, oyó que su esposo respondía: "Hombre, no" y, a continuación, el disparo. Otros testigos afirmaron que pocos momentos antes del asesinato, Bordanau había manifestado en un bar: "Voy a partir la boca al que esté vendiendo droga a mis hijos".

El tribunal ha dado por válida la versión de la mujer del fallecido y afirma en el fallo que cuando el acusado se dirigió a su domicilio le "recriminó que facilitara droga a sus hijos". La sentencia también precisa que el disparo se efectuó a una distancia de 20 o 30 centímetros. El fiscal pidió para el procesado una pena de 30 años de prisión por el asesinato.