El adiós de Stenmark

Ingemar Stenmark se despidió ayer del público sueco y de las competiciones en las que fuera rey indiscutible durante más de una década reuniendo en una gran fiesta, en la localidad de Salen, al norte de país, a los que fueron sus grandes rivales en las pistas en una últimas medición de fuerza y habilidad. Más que una competición en el estricto sentido, fue la demostración del cariño que el esquiador conquistó aun de aquellos rivales a quienes derrotó, como los italiano Gros, Thoeni y Di Chiesa y el suizo Hemmi.

Stenmark, que conoció muy joven el halago de la gloria y la riqueza, dos condiciones que en el mundo del deporte suelen ir juntas, sin que ni una ni la otra modificaran su naturaleza sencilla de hombre de pocas palabras, tal vez por tímido y por sueco, pero también por rechazo personal a la autopromoción, supo hacerse querer por todos. En las pistas su figura de saeta zigzagueante, con el gorro de lana tejido con los colores amarillo y azul de la bandera sueca se agigantaba y tenía una fuerza magnética que inmovilizaba a millones de suecos frente al televisor.Se ha dicho más de una vez, y se ha vuelto a recordar estos días, que cuando participaba en las competiciones internacionales Suecia se detenía. Un lunes 9 de febrero de 1976 que no era festivo, cuando Ingemar Stenmark participaba en los Juegos Olímpicos de Insbruck (Austria), la actividad laboral del país se detuvo espontáneamente a la una de la tarde en todo aquello que no fuera en ese momento imprescindible. Se calcula que cerca de tres millones y medio de suecos estuvieron ese día siguiendo en la pantalla de televisión las alternativas de la competición. Stenmark logró las cifras más altas de telespectadores en el país con nunca menos del 40% y en algunas ocasiones, por ejemplo en 1978 cuando compitió en Wengen (Suiza), el 63%.

Reuniones de Gobierno

Thorbjorn Falldin, primer ministro del Gobierno burgués en los últimos años de la década de los setenta, confiesa que el día que competía Ingemar Stenmark procuraba cambiar la reunión de Gobierno o simplemente decidía suspenderla.El sueco confirmó ya su adiós definitivo el pasado 20 de febrero, tras lograr en Aspen su 86ª victoria en una prueba de la Copa del Mundo. Stenmark llevaba dos años sin conseguir un triunfo y cuando cruzó la meta como ganador de eslalon gigante de Aspen vio como se abalanzaron sobre él todos los grandes nombres del esquí actual, que también quisieron rendirle así un pequeño homenaje. Tomba, Wasmeier, Cizman y Piccard recibieron con grandes muestra de alegría al rey Ingo. "Me ha gustado mucho que mis rivales me felicitasen por la victoria" dijo Stenmark, "pero esto no retrasará mi retirada, aunque esta va a ser una de las victorias que voy a recordar con más emoción".

El campeón sueco había derrotado en Aspen, entre otros, al máximo favorito para ganar la actual Copa del Mundo, el luxemburgués Marc Girardelli. Pero ayer, Ingemar Stenmark apareció por última vez como esquiador en las pantallas de televisión y se despidió de los aficionados que encontraron en él a uno de sus grandes ídolos deportivos. En adelante, esquiará en solitario por las pendientes nevadas de Suecia u otro país por el solo disfrute personal.