Descalabro en Turquía
LAS ELECCIONES municipales celebradas en Turquía el pasado domingo han dado la vuelta al panorama político del país. El Partido de la Madre Patria (PMP) -el centro-derecha del primer ministro, Turgut Ozal-, con alrededor de un 21% de los votos, ha sido estrepitosamente desplazado del poder municipal y quizá del panorama político en beneficio del Partido Populista Socialdemócrata (PPSD), con más de un 28%, y del conservador Partido de la Recta Vía, sobre el 26%.Las consecuencias de esta derrota son especialmente gravcs para el futuro de Ozal. El veterano político turco, que siempre ha tenido la habilidad de interpretar a su favor cualquier resultado electoral por malo que fuere, se encuentra atrapado en esta ocasión por unas predicciones preelectorales que hacían de estas municipales el termómetro definitivo de su popularidad. No sólo no ha ganado la consulta, sino que su partido ha quedado en tercer lugar.
Ello podría augurar un estrepitoso final para el PMP. Muchos de los votos conservadores que llevaron al PMP y a su líder, Ozal, al poder en 1987 procedían del PRV. Al recuperar éste sus votos tradicionales el pasado domingo, se ha convertido nuevamente en la primera formación conservadora de Turquía; su líder, Suleimán Demirel, vuelve a adquirir un protagonismo que parecía haber perdido para siempre. Es inevitable que con tamaña deserción aparezcan rápidamente tendencias desintegradoras en el Partido de la Madre Patria, una coalición de liberales, tecnócratas y una autotitulada Santa Alianza de extrema derecha e islámicos moderados. Bien podría ocurrir que el primer ministro, Ozal, se encontrara sin grupo político de la noche a la mañana, por la simple disolución del que hasta hoy le apoyaba.
Hay más. En las elecciones municipales, tanto los integristas islámicos del Partido de la Prosperidad como los derechistas de Bulen Ecevit han obtenido porcentajes apreciables. Como en las pasadas elecciones parlamentarias ambos se quedaron a unas décimas de lograr sentarse en el Parlamento, su nueva fuerza municipal hará que sumen ahora sus voces a las considerables presiones que ejercerán los socialdemócratas y los conservadores para que Ozal convoque elecciones legislativas anticipadas. Es su único modo de acceder rápidamente al Parlamento.
Párrafo aparte merece el descalabro del Partido de la Madre Patria en Estambul. El alcalde saliente, Bedrettin Dalan, esperaba confiadamente la renovación de su mandato por otros cinco años. Todos fueron incapaces de predecir el varapalo que le esperaba: Dalan ha sido derrotado por el socialdemócrata Durettin Sözen. Apoyado en una plataforma europeísta y progresiva, Dalan había creado parques, derrumbado chabolas, impulsado ambiciosos planes viales y de canalización de aguas, construido el metro y limpiado las polucionadas aguas del Cuerno de Oro. Pero todo ello a costa de un grave endeudamiento exterior, de corrupción y de poco respeto por la ley. Puestos a comparar entre los logros de un alcalde o los perjuicios de un primer ministro, los ciudadanos de la vieja capital del Bósforo parecen no haber dudado: "Simplemente voté contra Ozal", afirmó un banquero local. Tremendo epitafio para un político conservador al que se debe el prudente regreso de Turquía a la democracia.
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