Schuster y Koeman se repartieron el balón, y Lodewijks y Agustín decidieron
Bernd Schuster ha llegado a tiempo en el último mes de comenzar a ejercer su función de mando en el Madrid, y Ronald Koeman es el líder indiscutible del PSV, según lo datos que se desprenden del partido de anoche. Estaba claro que del dominio del alemán como cerebro madridista, o del holandés desde esa posición tan suya de libero atrasado o adelantado según el desarrollo táctico del partido, iba a depender el control del balón. Construidas las jugadas, todo quedaba en las manos de los dos porteros suplentes.Schuster tocó el balón 72 veces, curiosamente una menos que Koeman. La salida del alemán fue fulgurante, con intervenciones continuas, mientras que el holandés comenzó retrasado y fue de menos a más a medida que avanzaban los minutos.
Las estadísticas de ambos resultan elocuentes. En el primer tiempo, Schuster tocó el balón en corto 18 veces, envió nueve balones largos, remató en cuatro ocasiones -una de ellas de lejos y otra a un metro de Lodewijks, que detuvo ambos disparos-, y cortó la circulacion del juego adversario cinco veces. En la segunda parte y en la prórroga, el alemán disminuyó su aportación a 18 pases cortos, nueve largos, dos remates y siete cortes.
Koeman movió el balón en corto 19 veces en el primer tiempo y 23 entre el segundo y la prórroga, sirvió cinco pases largos, sólo remató una vez de lejos en el primer tiempo, fue aumentando progresivamente sus disparos hasta completar seis, uno peligrosísimo hacia el final, y cortó el juego 20 veces.
La estadística de los porteros revela una menor intensidad, sobre todo para Agustín, inactivo en todo el primer tiempo. En el segundo, el suplente de Buyo confirmó su buena preparación psicológica porque salvó el partido en un cabezazo de Lerby -en la prórroga-, detuvo tres remates de Vaneriburg, Koeman y Gerets, y saltó con éxito tres veces en su área pequeña. Lodewijks sorprendió a todos con tres acciones decisivas ante Hugo, Llorente y Schuster, detuvo un cabezazo de Gordillo, dos disparos rasos de Esteban y Schuster y salió bien por alto.
Agustín no pudo evitar afirmar: "Es triste que después de tantos años haya tenido que volver a demostrar lo que valgo en 90 minutos de muchísima responsabilidad. Tenía un enorme temor a que me metieran un gol y cuando lo encajé sentí que todo volvía a empezar. Si el Madrid hubiese perdido, se habrían fijado mucho en Agustín. Cuando rechacé el remate de Lerby que hubiese supuesto la eliminación... simplemente me sentí útil".
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