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España solicita el desarme comercial y ayudas financieras

España no figura en la agenda de discusiones de la cumbre de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). Si acaso, los jefes de Gobierno de los países que la componen se limitarán a recordar el acuerdo de desarme arancelario para todos los productos industriales españoles a partir del próximo 1 de julio.Se trata, según Fernando Gómez Avilés, secretario general de Comercio, de "una concesión unilateral que adelanta en tres años y medio el arancel cero, pero nosotros queremos más".

El Gobierno pide ayudas financieras y una política de cohesión económica y social, ventajas comerciales para las exportaciones agrícolas y la apertura de los caladeros noruegos. Es el precio para suprimir en el futuro las fronteras a países que son más ricos y más competitivos.

El rasgo de "buena voluntad" de la EFTA representa para nuestras exportaciones un beneficio acumulado de casi 6.000 millones de pesetas, si se suman los 1.359 millones calculados por la supresión, a partir de enero -próximo 1 de abril en el caso de Suecia- de los aranceles iguales o inferiores al 2%.

Este desarme va a acarrear una respuesta similar de eliminación por parte de la Comunidad Europea, en este caso con unos efectos cuantificados en 60.000 millones de pesetas, bien sea a través de mayores ingresos o de aumento de la competitividad para nuestros productos.

La Comisión Europea está elaborando una porpuesta en este sentido para presentarla a la aprobación del Consejo de Ministros, definida como "gesto político" hacia España, ya que el desarme arancelario progresivo finaliza, según el tratado de adhesión, el 1 de enero de 1993.

Las dos medidas no son sino un alivio para nuestro comercio exterior, cuyo déficit no ha hecho sino empeorarse desde el ingreso en la Comunidad. Un simple presagio de lo que puede pasar con la llegada del mercado único a partir de 1992. Si con la Comunidad la balanza comercial camina por un déficit imparable, lo mismo ocurre con la EFTA.

Déficit español

El año pasado, España exportó a estos seis países de la Asociación por valor de 195.786 millones de pesetas, pero las importaciones ascendieron a 377.076 millones. La degradación es además creciente, ya que la tasa de cobertura fue en 1988 del 51,9%, cuando en 1986 era del 71,1%.

Para proporcionar a España mayor penetración comercial, la Comunidad negocia con la EFTA "ventajas comerciales" para 19 productos agrarios, especialmente cítricos, productos secos, aceites de oliva y frutas.

Sin embargo, el Gobierno, que había presentado una lista más amplia aspira además -a que se abrin los caladeros de Noruega pi ra los barcos bacaladeros y se garantice una política de solidaridad y ayuda financiera que compense los beneficios comerciales que obtendrán en nuestro suelo esos países una vez contituida la unión aduanera. Se trata de reproducir el mismo esquema de compensación y vigente en la Comunidad a través de los fondos estructurales.

Y además la EFTA mantiene para Portugal, su antiguo socio, un fondo de desarrollo industrial "No en vano logramos incluir en la declaración conjunta CE-EFTA de 2 de febrero de l988", recuerda Víctor Echevarria, subdirector de Política Comercial, "el objetivo de la reducción de disparidades económicas y sociales entre las diferentes regiones."

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