Johnson toma anaborizates hace ocho anos, segun su entrenador

El atleta canadiense Ben Johnson, descalificado en los últimos Juegos de Seúl tras vencer en los 100 metros, prueba que había ganado también en los Mundiales de Roma 87, y doble plusmarquista mundial en la distancia en ambas ocasiones, empezó a tomar esteroides anabolizantes en 1981. Así lo declaró ayer su entrenador, Charlie Francis, ante el juez canadiense Charles Dubin, que investiga en la Corte Suprema de Toronto los casos de doping de los deportistas canadienses, principalmente el positivo de Johnson.

Cinco atletas canadienses, preparados por Francis, serán interrogados por el juez: Johnson, Desai Williams, Toni Sharpe -ambos acusados también por Francis de doparse-, Angela Issajenko y Molly Killingbeck. La investigación está siendo ofrecida en directo por una cadena de cable canadiense. Francis declaró ayer por segunda vez y lo hizo durlLnte más de cuatro horas.Francis, que está suspendido de empleo, no de sueldo, como seleccionador canadiense de atletismo, explicó que, en su opinión, el uso de estas sustancias, que aumentan la masa muscular, era muy común entre los atletas en las décadas de los años 60 y 70. El entrenador de Johnson aseguró que el velocista sabía perfectamente lo que tomaba y empezó a ingerir los esteroides cuando se enteró que sus rivales también los utilizaban.La dietaFirancis explicó: "Los esteroides no te hacen la vida más fácil, no te facilitan el camino, pero te permiten entrenarte más duramente, con mayor continuidad y eso te permite realizar mejores marcas". El entrenador de Johnson llegó decir que "tomar esteroides te da un metro de ventaja en una carrera de 100"."Johnson comenzó ingiriendo dianabol en tabletas, con una dosis diaria de cinco miligramos durante tres semanas y otras tres de descanso. Sabía que no debía interrumpir la dosis hasta por lo menos 28 días antes de una competición, para evitar el positivo en el control antidoping", explicó detalladamente Francis.

El técnico cuestionó el récord del mundo femenino de los 100 metros (10.49) de la norteamericana Florence Griffith, aunque durante su exposición se cuidó mucho de nombrarla. Francis realizó una exposición con gráficos incluidos sobre la progresión del récord femenino de los 100 metros lisos, insinuando que Griffith ha tomado drogas.