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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Robo en el expreso'

El pasado 19 de febrero, y en la sección Cartas al Director, se publica una titulada Robo en el expreso, firmada por don Javier Iglesias Rodríguez, al cual, por ese elemental derecho de réplica que tiene cualquier ciudadano, deseo contestar.En primer lugar, quisiera decirle al señor Iglesias que lamento e l robo de su maleta, tanto, aunque sea por otras causas, como lo lamentó él y como, sin duda, lo lamentó el empleado del coche-cama que aquella noche de llevaba a Madrid le acompañó.Y en segundo, quisiera recordarle que no existe ni un solo departamento de los coches-camas que circulan por España, si el viajero hace uso de los sistemas de seguridad, al que se pueda entrar si no es tirando la puerta abajo.

Su ironía, señor Iglesias, cuando entre paréntesis escribe (esto debe ser para compensar los trayectos de alta velocidad) y (esto debe ser para justificar no poder atender ninguno), créame que está fuera de lugar. No hace falta ser detective para asegurar, sin miedo a equivocarse, que usted no cerró la puerta de su departamento usando los medios de los cuales disponía, y de su despiste, olvido o inocencia no tienen culpa alguna ni la "alta velocidad" ni el conductor del coche-cama.

Estoy completamente de acuerdo con usted del evidente riesgo físico considerable que existe si se produce un enfrentamiento con el o los intrusos que le robaron su maleta, pero el riesgo, señor Iglesias, y lamento que a eso usted no le dé importancia, no es sólo para el viajero, también lo es para el empleado al cual aún no dotaron de pistola para defender a tiro limpio la candidez de los demás.

Le decía al principio que no me alegro del robo del que fue objeto, entre otras razones porque, gracias a usted y a otros muchos miles de viajeros como usted,,en mi casa aún sigue entrando un salario los días 30 de cada mes. Pero sí me alegro, y muchísimo, de que mi compañero no estuviese en aquel justo momen-

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to allí, ya que, sin duda, lo intentaría impedir, y acaso ahora todos estaríamos lamentando algo infinitamente peor que lo sucedido- Marcelino Suárez. Miembro del comité de empresa de Coches-camas

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