El centro de Madrid quedó paralizado durante horas por el mayor atasco de tráfico que se recuerda
Día gris en el cielo y en el asfalto de la ciudad. La lluvia rompió ayer su largo silencio de tres meses y se puso de acuerdo con la nueva avalancha de obras en el centro de Madrid. El resaltado fue el mayor atasco que se recuerda. Colas de hasta 14 kilómetros en la carretera de Andalucia retenciones continuas por culpa de la reparación de un colector en el paseo de Recoletos, nuevos aparcamientos para residentes... Inmejorables condiciones para una cifra histórica: los vehículos saturaron el 97% de las vías céntricas en las horas punta y pusieron la ciudad en una situación crítica.
Las desgracias nunca vienen solas, y uno de los ordenadores del centro de Control de tráfico -precisamente el que registra la intensidad media de vehículos- decidió averiarse ayer a eso de las siete de la mañana por causas desconocidas. .Lo que se perdió el ordenador merece un capítulo aparte en la peculiar historia de los atascos madrileños.
Siete de la mañana. La lluvia coge por sorpresa a los automovilistas madrugadores, que no hacen mucho por evitar lo inevitable: monumentales atascos en las entradas a Madrid por las carreteras de Extremadura y de Barcelona.
Ocho de la mañana. Los conductores que habitualmente atraviesan el paseo de Recoletos se topan con una enorme máquina perforadora que bloquea nada menos que cinco carriles en dirección norte. Miles de automovidistas cayeron en la trampa, causada por una avería en el colector que discurre bajo Recoletos. Las obras durarán un mes.
Nueve de la mañana. ¡Sorpresa! El ordenador vuelve a funcionar y escupe los últimos datos. Los 310 puntos de medición del centro de Madrid registran un nivel de saturación, de las calles del 975,,,. 0 lo que es lo mismo: los coches apenas de mueven.
La serpiente de automóviles comienza en Recoletos, sigue por Atocha, Delicias y Legazpi y llega hasta el kilómetro 14 de la carretera de Andalucía.
Doce de la mañana. A la serpiente le crece la cabeza: la cola de vehículos se extiende hacia el norte de RecoIetos. Las caRes de Alcalá y de Mariano de Cavia quedan colapsadas por momentos.
La aveda de Recoletos no podía haber elegido peor momento. El centro de Madrid vive otra vez inmerso en una fiebre de obras que recuerda la situación vivida en septiembre del año pasado, cuando los veraneantes, se encontraron con media ciudad patas arriba por culpa de las obras.
Al menos una decena de actuaciones en calles importantes del centro sirvieron ayer para poner la puntilla al caos del tráfico.
A las obras de construcción de una aparcamiento de residentes en la plaza de San Juan de la Cruz se unieron precisamente ayer las del aparcamiento en la calle del General Álvarez de Castro y el cierre de un tramo de la calle de García de Paredes. Circular por Chamberí en estos días es poco menos que meterse en un laberinto sin salida-
Alcalá, O'Donell, Martínez Campos, Bravo Murillo y San Bernardo son otras de las calles céntricas salpicadas de pequeñas obras en - la calzada que ocasiones graves trastornos a la circulación.
Los aparcamientos para residentes del Paseo de Rosales y del barrio del Niño Jesús obligan también a desviar el tráfico y congestionan otras calles ya de por sí muy transitadas.
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