_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Montería

Manuel Vicent

Por un coto de Sierra Morena iban con el rifle al hombro altos financieros, capitanes de empresa, políticos del sistema, magnates salchicheros y algunos aristócratas seguidos por una jauría de perros. Un tropel de secretarios transportaba la munición. A todos les humeaba el belfo en la fría madrugada, pero los cazadores llevaban bajo las verdes casacas el estómago reparado con un desayuno de migas con chocolate. A esa hora, los jabalíes aún dormían y los venados ya estaban llorando. Mientras las alimañas soñaban en la madriguera, guardas con escarapela en el sombrero guiaban a estos tiradores de elite hasta sus puestos de combate.Pronto comenzó la montería. A la salida del sol olían a sangre algunos matorrales y por los barrancos del coto sonaban disparos de varios ecos, se oían alaridos de toda índole, incluso humanos, dentro del recio perfume de la pólvora. Los cazadores se habían establecido, según intereses o pandillas, detrás de los parapetos y la orden del día consistía en abatir cualquier cosa que se moviera, desde un consejero delegado hasta un simple conejo. No se detuvo la carnicería en toda la jornada. Los ojeadores seguían levantando grandes piezas a media mañana y por las miras telescópicas podían verse las lágrimas de los ciervos, la espuma seca en las fauces de otras fieras, el terror en el rostro de algunos presidentes de consejo de administración, y era un placer presentir con la mente helada la exactitud del proyectil, apretar el gatillo y al instante divisar a la víctima rodando por la trocha bajo el estruendo de los perros. La cacería terminó cuando el cielo ya se hallaba también cubierto de plasma. En el crepúsculo, los monteadores llevaron al palacio campestre las furgonetas cargadas con la caza cobrada, que fue recibida por los tiradores supervivientes con una copa de fino en la mano junto a los porches. Entre las piezas abatidas había tres jabalíes, dos subsecretarios, un banquero, dos docenas de venados, cuatro empresarios, innumerables conejos y un príncipe destronado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_