El Mundial B, primer examen para los nuevos seleccionadores
El Mundial B de balonmano que se disputa a partir de hoy en Francia pondrá a prueba a los nuevos seleccionadores españoles, Emilio Alonso y César Argilés, dos meses después de la llegada de ambos al cargo. El equipo nacional deberá clasificarse entre los seis primeros, lo que en principio parece asequible, para obtener una plaza en el Mundial A, de 1990, y regresar así al máximo nivel internacional, tras el fracaso de los Juegos Olímpicos de Seúl.España se enfrentará en la primera fase del Mundial, en Grenoble, a Francia, Austria e Israel, rivales en principio poco complicados, si bien Francia juega en casa. Los tres primeros se clasifican para el grupo I de la segunda fase, en Marsella, donde se medirán previsiblemente a Polonia, Dinamarca y Cuba.
España debe clasificarse en tercera posición, como mínimo, en esta fase para entrar en el Mundial A. En la ronda final se enfrentarán entre sí los vencedores de los grupos I y II, los segundos, los terceros y así sucesivamente, para determinar la clasificación definitiva. Los cinco primeros y la selección europea que alcande un mejor puesto entre el 6º y el 10º acudirán al Mundial A. El sorteo, pues, ha dejado fuera del camino de España a algunos de los mejores equipos, como la República Federal de Alemania, Suiza, Islandia o Rumania.
España, tras jugar hoy contra Austria (20.30 horas), se enfrentará mañana a Israel (18.30) y el sábado a Francia (20.30). Los resultados obtenidos en esta fase, de la que sólo queda eliminado un conjunto, valen para la clasificación de la siguiente.
Pocos cambios
Alonso y Argilés no han introducido demasiados cambios sobre los esquemas de su antecesor, Juan de Dios Román. Tan sólo Hermida y Bolea son novedades en el equipo, además de Novoa, relegado en la última etapa del anterior técnico. El equipo base seguirá contando con Rico, Melo, Papitu, Marín, Puig, Cabanas y Ruiz o Sagalés. Los porteros Zúñiga y Fort, además de Reino, Garralda y Luis García, completan la expedición.España asomó la cabeza entre los grandes del balonmano en el Mundial de Suiza de 1986, en el que terminó quinta con Juan de Dios Román como seleccionador. Ello permitió evitar el Mundial B de 1987, clasificarse directamente para Seúl y trazar un plan meticuloso de preparación para Barcelona 92, pero el noveno puesto de los últimos Juegos Olímpicos desbarató todas las previsiones y provocó el cese del seleccionador. Alonso y Argilés, que han dispuesto de seis partidos de preparación, tendrán que solventar el principal defecto que mostró España en la última etapa de Juan de Dios Román -se anquilosaba en los partidos decisivos- y devolver a España cierta relevancia internacional de cara a los Juegos Olímpicos de Barcelona.
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