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El agresor de Boyer, condenado a 10.000 pesetas de multa

Juan José Fonseca, que el pasado 15 de diciembre increpó y agredió a Miguel Boyer, director de Cartera Central, con motivo de una conferencia pronunciada por éste, fue ayer juzgado y condenado por la titular del juzgado de distrito número 22 de Madrid, María Isabel Revuelta Iglesias, a dos multas de 5.000 pesetas cada una como autor de sendas faltas. La sentencia será recurrida. La prohibición a la mayoría del público de asistir al juicio fue ruidosamente protestada por quienes, en su mayoría informadores literarios y gráficos, se agolpaban tras la puerta cerrada de la sala donde se celebró la vista.Entre las cinco únicas personas a las que se permitió entrar en la sala -dos de ellas periodistas, una de EL PAÍS-, un compañero de Fonseca que protestó por la medida fue expulsado por un agente de policía, por orden de la juez Revuelta, quien previamente le advirtió varias veces que sería desalojado si continuaba hablando. La juez aseguró que había dado un minuto para pasar y que no habían entrado más personas "por las razones que sean", dijo.

Fonseca declaró que se sintió indignado por las afirmaciones de Boyer -quien no asistió a la vista-, y le llamó "caradura", "traidor", "sinvergüenza" y "carterista". Reconoció que Boyer no le contestó, pero aseguró que ante la mirada que parecía decirle "este tío está loco", se sintió humillado y se abalanzó sobre él, aunque sólo logró rozarle con la punta de los dedos. "Si la mesa es más pequeña ¡la hostia que le pego!", dijo.

La fiscal pidió para Fonseca dos multas de 5.000 pesetas. El abogado alegó el estado de nervios de su defendido y su interpretación de que la mirada de Boyer le provocaba y pidió la absolución, "máxime teniendo en cuenta que Boyer no denunció".

La juez, que no dio oportunidad al reo de decir la última palabra, leyó a Fonseca la condena, por las faltas de maltrato a otro sin causarle lesión y vejación injusta de carácter leve. Negó que la ausencia de denuncia de Boyer impl¡cara "un perdón expreso" y atribuyó la pasividad del agredido a la atracción que el caso produce en los medios y al deseo de "preservar", dijo, "lo poco o mucho que le quede de intimidad, lo cual no es óbice para la actuación de oficio".

El agresor de Boyer, condenado a 10.000 pesetas de multa

Juan José Fonseca, que el pasado 15 de diciembre increpó y agredió a Miguel Boyer, director de Cartera Central, con motivo de una conferencia pronunciada por éste, fue ayer juzgado y condenado por la titular del juzgado de distrito número 22 de Madrid, María Isabel Revuelta Iglesias, a dos multas de 5.000 pesetas cada una como autor de sendas faltas. La sentencia será recurrida. La prohibición a la mayoría del público de asistir al juicio fue ruidosamente protestada por quienes, en su mayoría informadores literarios y gráficos, se agolpaban tras la puerta cerrada de la sala donde se celebró la vista.Entre las cinco únicas personas a las que se permitió entrar en la sala -dos de ellas periodistas, una de EL PAÍS-, un compañero de Fonseca que protestó por la medida fue expulsado por un agente de policía, por orden de la juez Revuelta, quien previamente le advirtió varias veces que sería desalojado si continuaba hablando. La juez aseguró que había dado un minuto para pasar y que no habían entrado más personas "por las razones que sean", dijo.

Fonseca declaró que se sintió indignado por las afirmaciones de Boyer -quien no asistió a la vista-, y le llamó "caradura", "traidor", "sinvergüenza" y "carterista". Reconoció que Boyer no le contestó, pero aseguró que ante la mirada que parecía decirle "este tío está loco", se sintió humillado y se abalanzó sobre él, aunque sólo logró rozarle con la punta de los dedos. "Si la mesa es más pequeña ¡la hostia que le pego!", dijo.

La fiscal pidió para Fonseca dos multas de 5.000 pesetas. El abogado alegó el estado de nervios de su defendido y su interpretación de que la mirada de Boyer le provocaba y pidió la absolución, "máxime teniendo en cuenta que Boyer no denunció".

La juez, que no dio oportunidad al reo de decir la última palabra, leyó a Fonseca la condena, por las faltas de maltrato a otro sin causarle lesión y vejación injusta de carácter leve. Negó que la ausencia de denuncia de Boyer impl¡cara "un perdón expreso" y atribuyó la pasividad del agredido a la atracción que el caso produce en los medios y al deseo de "preservar", dijo, "lo poco o mucho que le quede de intimidad, lo cual no es óbice para la actuación de oficio".

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