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FÚTBOL / PRIMERA DIVISIÓN

Donato decidió a favor del Atlético

Jesús Gil, el presidente rojiblanco, se llevó varias broncas del público y el Atlético de Madrid los puntos. Un gol de churro de Donato sentenció un partido emocionante y tenso con ocasiones en ambas áreas, polémica por la anulación de un gol a Moya, balones a los postes, calidad, interesantes despliegues tácticos y protección policial para el colegiado. No faltó casi de nada.

El gol de Donato desequilibró una primera parte que se inició bajo el signo de la igualdad. El Atlético situó muy arriba a Manolo y Futre para evitar los rápidos despliegues de los laterales vallisoletanos y encomendó a Marina y Torrecilla la tarea de trabajar a destajo en el centro del campo. Más cómodo y sin misiones destructoras, Donato se erigió en el pivote del que salieron los pases más peligrosos. En el sistema sólo desentonaba Baltazar, perdido entre los tres centrales blanquivioleta. Frente a este despliegue, Cantatore mantuvo su táctica habitual: cinco defensas dispuestos a proyectarse hacia adelante, tres centrocampistas polivalentes y dos delanteros muy móviles, aunque en esta ocasión torpes.

Salvo el gol, todo fue equilibrio. Al empuje local, que encerró al Atlético en su área durante muchos minutos, respondieron los madrileños con gotas de calidad, desplazamientos largos y la amenaza de sus contragolpes. Pudieron igualar los locales, pero Abel salvó los balones comprometidos. Las arrancadas de Futre y el miedo que siempre imprime Baltazar contribuyeron a que los de Cantatore no se permitieran excesivas alegrías ofensivas, pese a ir por detrás en el marcador.

La presión vallisoletana se acentuó en la segunda parte. Cantatore retiró a un defensa y a un medio para dar entrada a dos delanteros. El Atlético se echó hacia atrás, pero enseñó los dientes en varios contraataques. Baltazar estrelló el balón en un poste y en otro le entregó mansamente la pelota a Ravnic, que había salido al borde del área. El partido fue ganando en emoción y en calidad conforme pasaban los minutos, con multitud de jugadas de peligro en ambas áreas. Para que no faltara de nada, en el minuto 77 llegaron los incidentes al anular el árbitro un gol conseguido por Moya. El linier había levantado la bandera, señalando la posición del delantero vallisoletano. Hubo lanzamiento de objetos e insultos hacia Gil, que esta vez se encontraba en el palco.

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