_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Inocentes

Tal día como mañana, a muchos ciudadanos de este país les hicieron tan cruel cordelejo que no lo han podido olvidar. Tal día como mañana había quienes evitaban salir a la calle para que no les dieran changüí. El día de los Inocentes hay licencia para las bromas, aunque la costumbre ya periclita.En el colegio, donde íbamos a jugar, a unos niños les metían tiza en el bocadillo; a otros, una lagartija en el bolsillo, y así, de este jaez. También había conspiraciones para embromar a los curas, con grave riesgo físico. Participé en una cuyo resultado fue que al ecónomo le cayó sobre el bonete un canasto al entrar en el refectorio. Luego nos llevaron convictos y confesos a presencia del padre rector y nos corrió a capones.

La chufla usual consistía en colgar monigotes a la gente. El día de los Inocentes los ciudadanos parecía que sufrían prurito de espalda, pues no paraban de pasarse por allí las manos, por si acaso. Había hijos que echaban recuelo en la petaca del padre, padres que echaban sal en el postre de los hijos, hermanos que cruzaban guitas en el pasillo para que su tía se arreara un costalazo, esposas que cucaban al marido encarnándose con dos bragas de felpa.

Para bromazo, el que le gastaron a un cargo de la Administración, facha vocacional, prepotente y doctrinario. Le vi el día de los Inocentes junto a su flamante coche blanco, pegando gritos y rodeado de fuerza pública, que lo acababa de prender. Se mesaba los cabellos, se rasgaba las vestiduras, tiraba puñetazos al viento. Un guardia, asustado por el berrinche, le decía: "Cálmese, hombre, que le va a dar un paralís". Me acerqué y pude comprobar que en una puerta del coche le habían pintado a brochazos de almagre la hoz y el martillo. Debió de ser el único ciudadano que recorrió Madrid exhibiendo semejantes símbolos cuando aún Franco se solía despertar con los pantalones a cuadros.

Tal día como mañana era una ordinariez y ya no tiene acomodo en la vida moderna. Ahora la inocentada es el año entero. En cuanto uno se descuida, se la dan con queso; el día de los Inocentes y todos los demás.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_