José Luis Coll, presidente de federación

José Luis Coll ha sido elegido presidente de la Federación Española de Billar. Y repite los tópicos de quienes están al mando de un deporte minoritario: hace falta promoción y dinero. Para conseguirlo piensa hacer uso de su popularidad. Su nueva ocupación no le va a alejar del humor: "Yo toda la vida he sido eso que toda la gente sabe que soy y no voy a dejarlo para convertirme simplemente en billarista".

Pregunta. ¿Qué razones aporta para haberse presentado a las elecciones?Respuesta. Conozco bastante bien el billar y es uno de los deportes más bellos y difíciles que existen. Es mi afición y cada día me gusta más porque es un deporte que nunca se acaba de aprender. Quiero que el billar sea un deporte mayoritario, que la gente entienda lo bonito, lo difícil y lo reconfortante que es. Yo empecé a los 12 años en esos billares golfos, pero no lo conocí de verdad hasta hace siete años. Hay una leyenda negra de que es un juego de golfos, de gánsters, de chorizos, pero es todo lo contrario. En una competición pone prohibido fumar y la gente no fuma, pone prohibido hablar y la gente no habla. El chaval aprende a concentrarse, a realizar un estudio geométrico de las trayectorias de las bolas, es un mundo...

P. ¿Qué méritos ha presentado para ser elegido presidente?

R. Llevo siete años jugando al billar un promedio de dos o tres horas diarias. En este tiempo he hecho grandes amigos, entre otros Villamor, el anterior presidente, y ya somos una gran familia. Yo les caí muy bien y seguramente por mi carisma popular tenga acceso a unos sitios que otros no puedan. Todos vieron que soy un gran amante del billar y concluyeron proponerme para presidente. Fuí elegido unánimemente.

P. ¿El billar se beneficiará de su amistad con Felipe González?

R. En absoluto. Ni le he pedido ni le pediré ningún favor al presidente. Se lo pediré al alcalde, al teniente de alcalde, al presidente de la Diputación, al presidente de la Comunidad...

P. ¿Hasta qué punto beneficia al jugador lucir pajarita?

R. Pajarita y chaleco, y tiene su explicación. Si se jugase con chaqueta, el jugador no tendría libertad de movimientos con los brazos. Es un uniforme elegante que da libertad al jugador.

P. Pero no resulta un uniforme propio de deportista.

R. Sí, porque es un deporte, ya que exige capacidad de concentración, de cálculo y ejercicio físico. Es mucho más difícil que cualquier juego de mesa, incluido el ajedrez, y con muchas más variantes. Los mejores jugadores del mundo hacen footing, no beben, llevan un régimen de alimentación especial y juegan de ocho a diez horas diarias.

P. ¿Qué va a hacer para masificarlo?

R. Proponer a la televisión que se den lecciones, como en Bélgica y Holanda. Y que los ayuntamientos y colegios tengan una mesita con monitores.

P. ¿No puede resultar una aproximación el billar que tan de moda se ha puesto en los bares?

R. Sí, puede ser, pero el verdadero billar, el auténtico, el difíciol, el maravilloso, el del espectáculo, es el de las tres bolas. El juego éste del billar americano, de las bolas y los agujeritos, a mí personalmente no me gusta.

P. Ahora pasa a ser miembro del Comité Olímpico Español. ¿Qué visión tiene de él?

R. Será un mundo totalmente nuevo para mí. Creo que podré llevarme bien con la gente. Y que ayuden al billar porque es la cenicienta del deporte. El presupuesto es de 30 millones cuando una mesa vale 700.000 pesetas y un juego de bolas 15.000.

P. ¿Cree que el billar podrá ser tomado en serio siendo usted el presidente?

R. Lo que haga por el billar será algo totalmente en serio, como es el mismo humor. La gente tendrá una opinión de José Luis Coll, pero nunca podrá decir que es un cachondo destarifado. Yo tengo un orden y, cuando trabajo, cumplo.

P. ¿Va a abandonar sus actuaciones o sus tertulias nocturnas?

P. Mi profesión es escritor y humorista. Y ahora, en todo mi tiempe libre, la federación. Si el peso me agobiara la dejaría, porque mi profesión está antes que nada. Yo toda la vida he sido eso que toda la gente sabe que soy y no voy a dejarlo para convertirme simplemente en billarista. Es algo que puedo compaginar.