Dime qué periódico lees y te diré de dónde eres
La Prensa yugoslava refleja ocho verdades distintas, según la región en que se publique
"Dime qué periódico lees y te diré de dónde eres", se dice estos días en Yugoslavia, país donde prácticamente no existe la Prensa nacional y los medios de comunicación informan en función de los intereses políticos locales. Ocho verdades, seis de las repúblicas y dos de las provincias autónomas enclavadas en Serbia, explican el acontecer diario. Análisis y comentarios no varían ideológicamente sino regionalmente. En la reciente conferencia anual de los periodistas yugoslavos se habló de "la guerra de los medios de comunicación" y de "los periodistas pagados por los políticos locales". "Entre los periodistas no hay inocentes", dijo el conocido comentarista Jug Grizelj.
De los 29 diarios registrados, cinco tienen una circulación superior a los 100.000 ejemplares -tres de Belgrado, dos de Zagreb y uno de Liubliana. Sólo el diario Borba, órgano de la Alianza Socialista federal, fulge oficialmente como periódico nacional, pero su tirada de 33.000 ejemplares demuestra que llega a pocos hogares. Todos los diarios principales, al igual que una decena de revistas de contenido político, dependen de alguna estructura política y su libertad de expresión es muy relativa: lo prohibido en una república es permitido en otra. La cobertura de los acontecimientos en los últimos meses es ilustrativa.La Prensa eslovena y croata calificó de nacionalistas las manifestaciones serbias, convocadas para exigir una solución a los conflictos étnicos en Kosovo, provincia meridional, donde los albaneses, serbios y montenegrinos no encuentran la fórmula de convivencia. En Belgrado se las calificó como la expresión democrática de] descontento popular. Cuando el 8 de octubre la policía interrumpió violentamente las manifestaciones populares en Titogrado (Montenegro), algunas fuentes informaron que no hubo uso de fuerza, otras especularon sobre el número de heridos. Al evaluar los resultados del 17º pleno del comité central, convocado para resolver la crisis, la Prensa serbia y macedonia comentaron que unas repúblicas habían formado la coalición en contra de otras. En el resto del país se alabó la reunificación del partido. Las diferentes opiniones periodísticas, en todos estos casos, coincidieron con las actitudes oficiales de los gobiernos de cada república.
Ataques despiadados
Los ataques de los periodistas a los políticos y a las políticas de otras regiones son despiadados. Los eslovenos y los serbios llevan la bandera en esta competencia. Es imposible que el proceso de democratización y liberalización que se está llevando en Eslovenia reciba cobertura objetiva en Belgrado, y mucho menos que reciba apoyo. Por otra parte, la Prensa eslovena se despreocupa por los problemas serbios: situación conflictiva en Kosovo, lucha por cambiar su Constitución. El dirigente serbio, Slobodan Milosevic, es el blanco de múltiples ataques; en Serbia, su personalidad y su política no se cuestionan.La apertura de los medios de información no sería peligrosa si el yugoslavo medio tuviera la costumbre, el tiempo y el dinero para leer varias fuentes de información. Pero no es el caso. Según una encuesta hecha por la Televisión de Zagreb a principios de noviembre, los lectores generalmente leen la Prensa de su república y desconfían de otra. El diario de Belgrado Politika, una vez considerado el ejemplo del periodismo independiente, se convirtió en el defensor del honor nacional serbio. Sus páginas abundan en descripciones acerca de la situación en Kosovo, donde las palabras genocidio y terror se repiten innumerables veces. Kosovo es una provincia sumamente explosiva, y los artículos de Politika ayudan poco a superar los prejuicios arraigados.
Aunque repletos de información incriminadora acerca de los diferentes políticos, los medios de información cuestionan muy tímidamente los fundamentos de la política que contribuyó a la crisis; se ataca a las personas pero no al sistema.
La Prensa juvenil y algunas publicaciones especializadas intentan llenar este espacio: su lenguaje es más contestatario. Pero los jóvenes tienen presupuestos reducidos y menos libertad. Sus publicaciones circulan poco y sus redacciones cambian continuamente (cuando la crítica rebasa lo permitido). La única excepción a esta regla es el semanario de la juventud eslovena Mladina, cuyos artículos, según explica su redactor jefe, Robert Botteri, no tienen censura. Con la circulación de 80.000 ejemplares, MIadina llega a la mayoría de los dos millones de eslovenos. El 90% de los números se vende en esta república.
Parece difícil encontrar una fórmula capaz de superar los prejuicios interregionales. Luka Martinovic, pintor y caricaturista, encontró la suya y la expresó en el semanario Duga: "En el próximo censo me declararé chino. Si me declarara montenegrino, sería nacionalista; si me declarara serbio, sería hegemónico; si me declarara yugoslavo, sería unitarista..."
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