La rebelión de los fieles
Benferri paga el salario del cura, suspendido por el obispado de Orihuela
Los cerca de 1.000 habitantes del pueblo alicantino de Benferri mantienen desde el pasado viernes por la tarde una protesta singular: no entrarán a escuchar misa hasta que el obispado de Orihuela les explique por qué ha obligado a su cura, José López López, de 34 años, a abandonar el municipio y le ha suspendido de empleo y sueldo durante un mes. La primera medida que los vecinos tomaron ha consistido en pagarle la nómina de noviembre de sus bolsillos. El párroco se mantiene en silencio en su domicilio particular.
"Si yo fuera el alcalde de La Matanza, cogía un pistolón así de grande y me cargaba a todos los ferri". Esta amenaza la formuló el pasado sábado el vicario general del obispado de Orihuela (Alicante), Modesto Díez, según narra José Cutillas, alcalde de Benferri. El vicario no pudo ser localizado ayer para contrastar estas palabras.Cutillas acudió a pregutarle por qué había sido suspendido de empleo y sueldo durante un mes el cura de su municipio, que lo es, a la vez, de la pedanía oriolana ,de La Matanza. Un grupo de familias de esta pedanía ha denunciado al cura por robo de dinero de la iglesia.
El delito de sustracción que se imputa al cura, sin embargo, todavía no ha sido demostrado y nadie se atreve a precisar la cantidad. Se da la circustancia de que estas familias son las que durante los años anteriores a la llegada de José tenían las llaves de todos los despachos de la iglesia. Cuando el joven cura llegó a La Matanza, les comunicó su intención de dirigir en solitario la iglesia, lo que parece que en determinados ambientes no gustó.
En la tarde del sábado, el propio obispo, Pablo Barrachina, protagonizó otro incidente peculiar. El prelado se disponía a visitar la mencionada pedanía, cuando el alcalde pedáneo, Juan Ramón Rocamora, se acercó hasta el cruce de carretera más cercano para avisarlo de que un numeroso grupo de vecinos de Benferri se había trasladado hasta allí para exigirle explicaciones. El coche de Barrachina dio inmediatamente media vuelta.
Estas dos anécdotas las cuenta el alcalde de Benferri, el socialista José Cutillas, y las confirman los cerca de 200 vecinos que el pasado martes por la tarde se concentraron delante de la iglesia del pueblo para protestar por la destitución de su cura. No entran a misa y, por lo que aseguran, no piensan entrar.
Durante los últimos días, el párroco sustituto que diariarnente acude a oficiar recibe grandes aplausos cuando abandona inmediatamente la iglesia tras comprobar que no había nadie que lo escuchase en el templo. Es la manera elegida por los habitantes de Benferri para demostrarle que no tienen nada en su contra, pero que tampoco debe esperar a verlos sentados en los bancos del templo.
Desde que se enteraron de lo del cura, hombres, mujeres y niños acuden delante de la iglesia cada vez que voltean las campanas. "Desde el viernes, cada vez que viene un periodista, nos concentramos aquí" dice el teniente de alcalde, Luis Vicente Mateo. Una vecina asegura que es la mejor forma de mostrar su apoyo a José. "Y de que se entere el obispo de que a nosotros nos debe una explicación. Porque si el cura ha hecho algo malo en la pedanía, aquí no", añade la mujer.
El dinero del cepillo
Los vecinos de La Matanza que están a favor del cura prefieren no dar los nombres de las familias que han denunciado al párroco. Aunque, tras insistir, aseguran que son las que siempre han dominado todo lo referente a la iglesia, desde las joyas al cepillo. Varios entrevistados no dudan en afirmar que el alcalde es uno de los principales instigadores de este castigo al joven cura.Por su parte, el secretario particular del obispo dijo en la mañana del martes a este diario, cuando le comunicó su interés en conocer los hechos, que Pablo Barrachina iba a salir de viaje y que hasta hoy, jueves, no regresaría. Sin embargo, dos horas más tarde era entrevistado por un equipo de televisión en Alicante.
Al mutismo del obispo hay que sumar el del sacerdote expedientado. Sus amigos más cercanos aseguran que José López se encuentra en su domicilio particular de Alicante, donde vive con su madre y con su hermana, viuda y con un hijo. Las llamadas telefónicas no son atendidas a ninguna hora del día. Dicen que está muy deprimido e incluso no descartan que haya recibido algún tipo de coacción para mantenerse en silencio.
Esta es una de las causas por las que resulta más complicado averiguar qué es lo que ha sucedido. Algunos vecinos afirman que el carácter abierto del joven cura, que se paseaba en pantalones cortos por el pueblo y solía acudir a los bares, no gustaba a varias familias de La Matanza. Otros dicen que la causa se encuentra en la amistad del párroco con la gente de izquierdas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.