Gisèle Halimi: "La ley española del aborto es terriblemente restrictiva"
Gisèle Halimi, ahogada y feminista francesa, impulsora y presidenta de la asociación Choisir (Elegir), critica la ley española del aborto, que califica de "terriblemente restrictiva", y llama la atención acerca de la creciente ola de intolerancia que vive su país, que se ha puesto de manifiesto en las últimas semanas con motivo de la película La última tentación de Cristo, de Scorsese, y por la legalización de la píldora abortiva RU-486
Vieja luchadora por los derechos humanos y la igualdad de la mujer, antigua abogada del FLN argelino, ex diputada en la Asamblea Nacional francesa y observadora de la Federación Internacional de los Derechos del Hombre, Gísèle Halimi, de 61 años, pronunció el pasado sábado en Valencia una conferencia titulada El derecho a dar la vida. Su disertación estaba incluida en la última sesión de las Jornadas Hispano-Francesas de Derecho Comparado, organizadas por la Asociación de Mujeres de Carreras Jurídicas del País Valenciano, en colaboración con el Instituto Francés de Valencia.Halimi explica el derecho a dar la vida como un principio que pretende conceder a la mujer el derecho a elegir, a decidir lúcida y responsablemente sobre el hecho de la maternidad íntimamente ligado al aborto, que, según Halimi, "es el último recurso de una mujer cuando no tiene posibilidad de elegir", este principio constituye el punto de partida de la asociación Choisir, que Halimi fundó en el año 1971 junto con Simone de Beauvoir y Jean Rostand y cuyo primer presidente fuera Jacques Monod. Choisir fue fundada para reivindicar la educación sexual y la contracepción, para luchar contra las leyes regresivas sobre el aborto y conseguir la defensa gratuita de las mujeres encausadas por abortar.
Durante su época de diputada en la Asamblea Francesa, a la que Gisèle Halimi accedió como presidenta de Choisir, con el apoyo del Partido Socialista Francés, en el que no milita, intentó introducir algunas mejoras en la ley del aborto de ese país. Halimi pretendía introducir mecanismos que impidieran que el recurso a la cláusula de conciencia de los médicos se constituyera de hecho en un freno para la aplicación de la ley. Esta propuesta, presentada en el año 1984, nunca llegó a ser debatida. A pesar de todo, Hahmi es partidaria de mantener la cláusula de conciencia, "porque hay que defender siempre la tolerancia y permitir que todos los pensamientos se respeten entre sí", y matiza que debe ser introducido el principio según el cual si los médicos imponen su decisión de practicar o no los abortos deben ser declarados culpables de abuso de derecho.
Halimi propugnaba igualmente eliminar la preceptiva autorización de los padres en el caso de abortos de menores de edad, y ahora intenta otra reforma de la ley para aumentar de 10 a 12 semanas el plazo máximo para la realización de abortos.
Sobre la ley española del aborto, Giséle Halimi opina que es "terriblemente restrictiva". La feminista francesa señala que los tres supuestos por los que se autoriza el aborto en España también existen en Francia, "pero están considerados como aborto terapéutico". Halimi dice que antes de la ley Veil, que desde el año 1975 regula el aborto en su país, el Código Penal francés ya tipificaba el aborto terapéutico, aunque sólo en el caso de existir peligro para la vida de la madre.
"La ley española no es una ley que permita a las mujeres elegir la maternidad, es contraria a la libertad de las mujeres", añade Halimi, quien califica como muy grave que el incesto -"que es siempre una violencia física y moral"- no esté incluido como uno de los supuestos. "Parece que se quiera hacer la ley del silencio sobre esas cuestiones familiares", dice. Halimi asegura que la ley española no termina con los abortos clandestinos.
Prostitución del vientre
Halimi, que se muestra muy crítica con respecto al alquiler de úteros, porque, según dice, esta práctica constituye una "prostitución del vientre", señala que la intolerancia de sectores de la derecha y de católicos integristas que se produjo tanto en España como en su país tras la aprobación de las leyes del divorcio y del aborto, se ha recrudecido en Francia con la autorización de la píldora abortiva y el estreno de la película de Scorsese."Con la píldora abortiva RU-486 vuelve la misma polémica; la extrema derecha y los sectores integristas han utilizado los mismos argumentos que entonces. Dicen que significa la frivolización del aborto, pero el aborto nunca es frívolo. La RU-486 es muy importante porque permite la desdramatización del aborto" dice Halimi, quien hace hincapié en señalar que la píldora abortiva no puede ser adquirida libremente en las farmacias, sino que su administración está perfectamente regulada y siempre vigilada por los médicos.
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