Laboristas y conservadores obtienen un escaño más en Israel

Los resultados completos de las elecciones israelíes conceden un diputado más tanto a los conservadores del Likud, que pasa así a tener 40 escaños en la Kneset, como a los laboristas, que obtienen 39 representantes. Ambos diputados provienen de los que provisionalmente se habían adjudicado al Partido Comunista, que ve reducida su presencia a cuatro escaños, y al Partido Progresista por la Paz, que se queda con un único diputado en el Parlamento. La razón de este cambio, que no afecta en absoluto a la relación de fuerzas entre laboristas y conservadores, está en el voto de los soldados.Los vencedores reales de las elecciones israelíes, sin embargo, siguen siendo los partidos religiosos, que con 18 escaños han conseguido que no se pueda gobernar en Israel sin contar con ellos, con la única e improbable excepción de que laboristas y conservadores decidan gobernar juntos de nuevo.

Los líderes religiosos se preparan ya para entrar en un Gobierno probablemente presidido por el líder del Likud, Isaac Shamir, si bien mantienen aún conversaciones con los laboristas, aunque, en opinión de los observadores, no se trata más que de una operación destinada a aumentar su capacidad de negociación ante los conservadores.

La izquierda ve con malos ojos que el líder laborista, Simón Peres, acepte el juego de los dirigentes religiosos y aumente así su capacidad de maniobra ante el Likud, lo que en un futuro les daría la posibilidad de inundar de leyes teocráticas el Estado de Israel. De hecho, numerosos rabinos han empezado ya a insinuar medidas radicales tales como cerrar todos los comercios desde el viernes al mediodía hasta el sábado por la noche y prohibir los partidos de fútbol.