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Un 'imperio' paralizado ocho meses

El imperio financiero construido por Emiliano Revilla ha permanecido virtualmente inactivo en su actividad inversora durante los más de ocho meses que ha durado el secuestro del empresario por ETA Militar. En ello ha influido, en gran medida, el control personal, a la vieja usanza, y el fuerte personalismo impuesto por el industrial a sus negocios.La actividad del grupo inversor encabezado por Revilla se ha centrado en estos últimos meses en una serie de operaciones de movimiento de fondos y créditos destinados a generar liquidez, con la discreción suficiente, para hacer frente al pago del rescate exigido por la organización terrorista.El origen de la fortuna personal de Emiliano Revilla, estimada actualmente en más de 10.000 millones de pesetas, surge de la venta de su negocio familiar de embutidos y productos cárnicos a la multinacional holandesa Unilever por un importe total de 8.854 millones de pesetas. De esta cifra, unos 7.000 millones fueron embolsados, a título personal, por el empresario soriano.

Revilla, uno de los grandes empresarios familiares de segunda generación que optaron en su día por ceder su negocio a las multimillonarias ofertas de las multinacionales, decidió lanzarse de lleno al mundo de la especulación financiera, eligiendo el mercado inmobiliario para sus negocios.

El empreario soriano aprovechó, tras la venta a Unilever,los primeros años del boom inmobiliario madrileño, a partir de finales de 1985, y entró en algunas de las más. espectaculares operaciones promovidas en este sector. La popularidad, a su pesar, de estas negociaciones se completó con otras más discretas, más al gusto del industrial.

A finales de 1985, Revilla adquirió un cotizado solar en la intersección de las calles María de Molina y Velázquez, con un pago gestionado al contado por él mismo. En 1986, compré más de 20 solares distribuidos por Madrid, todos ellos por más de 500 millones.

Después y junto a los inversores Javier Oráa y Alejandro Montaña, realizó una oferta para hacerse con las Torres de Jerez, la antigua perla inmobiliaria de Rumasa en la Plaza deColón de Madrid, finalmente adjudicadas a Heron.

En junio de 1987, compró al grupo francés La Hénin, promotor del Centro Comercial Madrid 2, de la Vaguada, los locales alquilados por Galerías Preciados. Revilla pujó con éxito, a principios de este año, por la compra del Palacio de Linares, situado en la Plaza de Cibeles de Madrid, y por los terrenos aledaños sobre los que el Ayuntamiento había manifestado interés. Revilla concretó la compra de ambos inmuebles por un total de 2.600 millones a la inmobiliaria Teseo.

Meses antes, el inversor se hacía con la propiedad de distintos locales en la calle Goya de Madrid a los que hay que añadir otros solares en el Paseo de la Habana, Vitrubio, Cartagena y Príncipe de Vergara.

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