La Sábana Santa

En el problema de la sábana de Turín, estudiada con riguroso proceder por la medicina forense, la palinología, la fluorescencia con rayos X, la microespectrofotometría, la espectroscopia de reflectancia, el analizador de imágenes VP 8, etcétera, y respecto a la cual se había llegado a una convergencia de autenticidad, pienso que no se debe dar un valor definitivo a la prueba del carbono 14 con micrométodo de espectroscopia de masas, porque, según este método, tal lienzo es medieval, de entre 1260 y 1390, y esta datación es una flagrante contradicción con la historia, ya que consta que un fragmento del mismo fue recortado para ser enviado por Balduino II de Constantinopla, como preciada reliquia, al rey Luis IX de Francia, en 1239, y recibido solemnemente por éste y su corte el 12 de agosto de 1239, siendo guardado en la Santa Capilla de París (según acta firmada en junio, de 1247, conservada en Saint-Germain-en-Laye), y cuya presencia en su relicario está ratificada por el inventario publicado por Vidier.¿Cómo puede ser una falsificación de entre 1260 y 1390 una sábana ya históricamente existente en 1239? ¿Y qué falsario, por genial que se le suponga, pudo haber hecho tan perfecta mistificación, llena de conocimientos anatomopatológicos, con los rudimentarios medios medievales y sin recurrir a la pintura, como archidemostrado está? ¿Cómo iba a pensar en pólenes de Palestina, de Edesa y del mar Muerto antes del descubrimiento del microscopio y en leptones del tiempo de Jesús, etcétera?

Menester es, pues, pensar que el micrométodo del carbono 14 ha fallado en este caso por lo que fuese; conjeturalmente, pienso si podría ser a consecuencia de la radiación experimentada por el lienzo, según averiguaron hace tiempo técnicos de la NASA (Jackson, Jumper, etcétera).-