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Reportaje:

"Con tiros de ballesta matábamos infinitos"

Crece el debate en Latinoamérica sobre la visión española del Descubrimiento

Antonio Caño

"Gusanos pululan por calles y plazas y en las paredes están salpicados los sesos. Rojas están las aguas, están como teñidas, y cuando las bebimos es como si bebiéramos agua de salitre". Es la primera impresión recogida por Hernán Cortés en sus Cartas de relación tras poner los pies en Tenochtitlán después de un duro asedio por las tropas españolas. Episodios así renacen en México y en América Latina en debates que cobran calor y, pasión en la misma proporción en que crece el interés de España por la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América.

"Con tiros de ballesta y escopetas matábamos infinitos". En un afán científico, la Historia general de México elaborada por el Colegio de México, una de las más prestigiosas instituciones del país, deja hablar a los personajes en busca de una verdad discutida. Las voces de los protagonistas de la conquista de América suenan hoy con el altavoz prestado por todos aquellos que en ése y otros continentes discrepan de la versión oficial española sobre los hechos ocurridos a partir del 12 de octubre de 11492."Creíamos que eran dioses y los colmamos de regalos; sólo después supimos que eran monstruos sedientos de oro". La frase atribuida a Moctezurna sirve de introducción para el guión de la película La conquista, una superproducción al servicio de una versión del Descubrimiento distinta de la española. La productora francesa Martine Callandry tiene ya los 88 millones de dólares (más de 10.000 millones de pesetas) que serán necesarios. El ex presidente mexicano José López Portillo es el padrino de la operación.

Callandry piensa ofrecerle el papel de Cuauhtémoc, el último emperador azteca, a Robert Redford, y ha anunciado la contratación de 3.000 extras.

Caldo de cultivo

La película, y los puntos de vista que defiende, cuenta con el respaldo más o menos silencioso de un importante grupo de intelectuales mexicanos. "Ante una fecha así [el V Centenario], los pueblos empiezan. a reaccionar y surgen alternativas propias", dice el alemán Heinz Dieterich, que preside un grupo que pretende una celebración paralela.El proyecto de este alemán, profesor de la Uirilversidad Metropolitana de México, se llama Concurso y foro internacional independiente emancipación e identidad de América Latina 1492-1992, y dice contar, como miembros de su consejo de honor, con personajes como Mario Benedetti, Leonardo Boff, Ernesto Cardenal, Pedro Casaldáliga, Noam Chomsky, Ignacio Ellacuria, Eduardo Galeano, Adolfo Pérez Esquivel o Silvio Rodríguez.

Para Leopoldo Zea, presidente de la comisión oficial mexicana del V Centenario, los hechos son también muy claros, pero distintos. "Hay una preocupación sajona", afirma, "por explicar el descubrimiento como un genocidio con el fin de esconder genocidios propios y actuales". Zea asegura que "le quieren pasar al rey Juan Carlos la cuenta por lo que hizo Felipe II".

México ha aportado a la celebración del quinto centenario el apellido de "Encuentro entre dos mundos". Fue el profesor Miguel León-Portilla quien, para sostener que América ya estaba descubierta antes de la llegada de los españoles, buscó la palabra, que posteriormente fue adoptada de forma oficial por los organizadores de estas celebraciones.

El profesor Edinundo O'Gorman, una de las principales autoridades en la materia, es contrario a la conmemoración porque considera que en ello hay una idea política que falsea o ignora la realidad histórica: "No se conmemora lo que pasó en realidad, sino lo que se dice que pasó".

No son estas polémicas de segundo nivel. El debate está abierto en América Latina con más vivacidad de lo que pueda pensarse en España, y a veces también con más acierto. Un ejemplo de esto último es el hecho de que uno de los argumentos utilizados por los contrarios a la versión española sea precisamente un folleto lujosamente editado por la Comisión del V Centenario -con la imagen del Rey en primera página- en el que se idéntica la pirámide de la Luna como parte del conjunto de Chichén Itzá. Además de que este último nombre está mal escrito en el folleto, sus autores deberían haber sabido que la pirámide de la Luna está construida a varios miles de kilómetros de Chichén Itzá y que los primeros restos se creen de la civilización n'huatl, mientras que los segundos son mayas.

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