España no desentonó frente a Argentina
España y Argentina jugaron ayer un amistoso poco habitual, en el que el buen juego y la tendencia ofensiva se impusieron durante los primeros 45 minutos. Fue un buen ensayo para la nueva generación de Luis Suárez, que tendrá su puesta de largo en el mes de noviembre con el primer partido clasificatorio para el Mundial de 1990. Y los jóvenes españoles no desentonaron, pese a que se encontraron con la selección argentina, la actual campeona del mundo. La ambición de los dos equipos, unos por juventud y otros por el orgullo de su historia, sirvió para ofrecer unos primeros 45 minutos de gran intensidad, en los que destacaron las acciones conjuntas de Michel y Butragueño y las pinceladas de Maradona, que valieron por todo el montaje de la federación española.La selección demostró claras diferencias respecto a la etapa de Miguel Muñoz. Éste apostaba por las individualidades y la libertad de acción de sus jugadores, mientras Suárez es más partidario de construir un bloque y de organizar las funciones de cada uno. Todavía es un equipo no cohesionado, con altibajos, pero que mostró cualidades para suplir a una generación agotada en la última Eurocopa. Y lo hizo ante un rival que también estaba en una situación psicológica que le llevaba a buscar el triunfo. Argentina sólo ha ganado cuatro partidos de los más de 20 que ha jugado desde México 86 y es ahora un equipo de trabajadores de elite emigrados en su mayoría a Europa. Sólo se ven en ocasiones como la de ayer, en las que se despierta entre ellos la añoranza del Mundial.
El partido tuvo un inicio muy movido, con el juez de línea italiano Paparesta como protagonista. Paparesta se encontró a los seis minutos rodeado de todo el equipo argentino, que le amenazaba por no haber levantado la bandera en el primer gol de España. Según las imágenes que pudieron verse en el monitor de TVE en el campo, fue válido. Como también lo fue un segundo gol de Butragueño en el minuto 13, anulado por el árbitro mientras el juez de línea Paparesta lo daba por válido.
España jugó muy bien durante esos 15 primeros minutos. Suárez hizo una variación táctica que funcionó durante ese período. Colocó a Michel como medio centro y situó a Martín Vázquez como interior derecho. Michel encontró espacios libres y ligó buenas jugadas -entre ellas, la del primer gol- con un Butragueño que en la selección solía estar muy desamparado. Pero, poco a poco, el pressing argentino en el centro del campo cerró el pasillo a Michel. El experimento funcionó a medias y en muchos momentos dio la sensación de que se había perdido a un excelente interior derecho para ganar un correcto medio centro. Martín Vázquez, además, no se encontró cómodo en la derecha y su ausencia como enlace con el ataque por la izquierda dejó desasistido a Beguiristáin.
A partir de entonces fue Argentina la que pasó a controlar el encuentro, con Maradona moviendo bien el balón en el centro del campo y provocando tres jugadas de gran calidad -dos taconazos con su sello genial- y un vicegol salvado bajo los palos por Andrinúa.
El dominio argentino culminaba casi siempre con las rápidas carreras de Caniggia, un excelente extremo derecho, autor del gol del empate.
En la segunda parte el espectáculo se vino abajo. Argentina tiene un seleccionador, Carlos Bilardo, que pone en juego una buena mezcla de sabores. Atrás sitúa a leñadores con pocos escrúpulos y delante confía en artistas del balón. En los segundos 45 minutos, y contento por el resultado, Bilardo dio más protagonismo a los primeros, que sufrieron frenar las tímidas acometidas españolas. Mardona, cansado, comenzó a quedarse atrás y pronto pidió el cambio.
El encuentro sirvió para sacar algunas conclusiones. Suárez tiene ya unos fijos: Zubizarreta, Andrinúa, Sanchis, Michel, Martín Vázquez, Roberto y Butragueño. En los laterales puede elegir entre Chendo -fijo, si supera las lesiones-, y Rekarte, Quique y un Jiménez excelente ayer en su presentación. Cuenta con Bakero y Patxi Salinas en el centro del campo y no parece haber aclarado el puesto de compañero de Butragueño en la punta, donde Julio Salinas y Beguristáin no funcionan como en el Barça.
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