Ancianos, parados y drogadictos son los nuevos demandantes de servicios sociales
La concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, Pilar Fernández, considera que la demanda de atención social está creciendo y variando y que van a ser necesarios más recursos y nuevos objetivos. Los tradicionales usuarios de la beneficiencia, indigentes y desamparados, se han visto desbordados por sectores de la población como tercera edad, jóvenes en paro, drogadictos o niños maltratados, cuyo número va en aumento.
Ésta es la tónica habitual en todas las ciudades europeas, según se puso de manifiesto en el primer encuentro que responsables comunitarios del área de servicios sociales celebraron la semana pasada.En concreto en Madrid, 87.000 familias tienen dificultades para cubrir adecuadamente sus necesidades de alimentación, vestido o gastos de vivienda. Algún miembro de otras 85.000 familias carece de autonomía personal al estar impedido física o psíquicamente. En más de 400.000 hogares ha habido en los dos últimos años algún problema que ha alterado gravemente la convivencia, siendo el desempleo, el factor desestabilizador más importante en 277.500 familias con problemas.
Si no fuera porque estas circunstancias pueden darse a la vez en un solo hogar, como de hecho ocurre donde las condiciones son más precarias, de 900.000 familias censadas en Madrid, el 64% serían susceptibles de recibir atención social. Excluyendo los 80.000 socios de los centros de tercera edad, la atención social del Ayuntamiento de Madrid habrá podido llegar este año a cerca de 15.000 personas, repartidas en programas para la tercera edad, indigentes, infancia, droga, ayuda a domicilio y mujeres.
Antes de que acabe el año, el Ayuntamiento de Madrid tiene previsto poner en marcha varios programas más. Entre ellos destaca la creación de la figura del asistente social de barrio. "Una persona que se moverá por el barrio para detectar problemas y poner en contacto gente con necesidad de ayudar con gente necesitada de ayuda", explican técnicas del área. Habrá uno de esos agentes, encargados de crear "redes de solidaridad vecinal" por cada 17.000 familias.
Otro de los proyectos inmediatos es dotar a las viviendas de las personas que reciben atención domiciliaria, este año 3.400, de una alarma conectada con un ordenador central para casos de urgencia. Está prevista también la apertura de siete nuevos centros y 41 viviendas tuteladas para la tercera edad. Un centro de información permanente funcionará además las 24 horas del día para cualquier consulta o urgencia relacionada con la droga
Nuevos pobres
El patrón clásico de atención social se va modificando ante el creciente envejecimiento de la población y el enquistamiento de problemas como la droga o el paro. La edad media de las personas atendidas en el albergue municipal ha bajado radicalmente hasta situarse en los 33 años. "En general son hombres, que llevan varios años en paro y que han abandonado a su familia", explican las técnicas. Sin embargo, a diferencia del usuario clásico, el indigente crónico y alcoholizado, "muchos tienen posibilidades de reinserción".Los malos tratos y la explotación de niños también han sido otro de los frentes de lucha marcados en el I Encuentro Europeo de Servicios Sociales. En Madrid se ha atendido este año a 252 niños que por diferentes razones estaban desprotegidos. De ellos el 13% estaba sometidos, a explotación laboral y el 10% había sufrido violencia fisica o psíquica. "En estos casos, al no tener comepetencias, el Ayuntamiento actúa como intermediario, buscando una familia sustitutoria, ayudando económicamente para su alimentación y escolarización prestando atención psicológica la familia", explican las responsables municipales.Pilar Fernández reconoció tras el encuentro que Madrid tiene un retraso de 40 años con respecto a Europa en asistencia social. La delegación de Servicios Sociales se creó hace cuatro años y en el último ha aumentando en un 250% su presupuesto. "En este momento", dice Pilar Fernández, "hay que meditar sobre estos nuevos usuarios: la población europea envejece rápidamente y por primera vez los jóvenes usan nuestros servicios".
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