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Calma en Argel mientras sigue la violencia en Orán

ENVIADO ESPECIAL Argel vivió ayer una jornada de relativa calma, mientras la efervescencia continuaba en Orán, la segunda ciudad del país, y se conocía que los disturbios juveniles alcanzaron el jueves y el viernes otras poblaciones argelinas, entre ellas Blida o Boufarik. De entre el heterogéneo conglomerado de jóvenes que participan en las violentas revueltas que sacuden el país magrebí, los integristas musulmanes son la única corriente de oposición organizada que se ha expresado con consignas propias. Ayer por la mañana se reforzó el dispositivo de seguridad en la periferia de la capital con nuevas unidades del Ejército, provistas de tanquetas, que se estacionaron en los puntos de entrada y protegían los principales edificios oficiales.

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La intervención de las fuerzas armadas, decisiva

Uno de sus últimos comunicados de la junta militar que desde el pasado jueves se encarga de dirigir el estado de excepción y el toque de queda impuesto en la capital de Argelia, ha anunciado la extensión del horario del toque de queda, que comienza ahora a partir de las diez de la noche, en vez de las doce. Otro advierte que los soldados han recibido orden de "usar sus armas contra todos los que no obedezcan las órdenes y se resistan a dispersarse en calma".La creciente determinación de las fuerzas del orden y el propio cansancio de los manifestantes hicieron que la jornada fuera ayer relativamente tranquila en Argel. La mayoría de los trabajadores acudieron a sus puestos tras el enérgico llamamiento efectuado en la noche del viernes por la televisión. Entre soldados con bayonetas y tanques, las gentes se afanaron por recoger las basuras y los cristales y papeles rotos que alfombraban el centro de la ciudad. Las calles desprendían un penetrante olor a podrido. Algunos vuelos entraron o salieron del aeropuerto Huari Bumedian, cerrado durante la mayor parte del día anterior.

Cuatrocientos kilómetros al norte de Argel, Orán vivió un día más tenso. Los disturbios comenzaron en la segunda ciudad del país con 48 horas de retraso respecto a la capital, el viernes, justo después de la plegaria del mediodía en las mezquitas.

Saqueada la sede del FLN

Cientos de fieles oraneses, de edades comprendidas entre los 12 y los 20 años, saquearon, entre otros lugares, la sede del partido único (el Frente de Liberación Nacional, FLN), las oficinas de Air Algerie y Air France y dos hoteles de lujo. A su paso por el centro, los manifestantes apedrearon también la garita del policía de vigilancia en el Consulado de España. Los vidrios exteriores de la representación diplomática saltaron por los aires, pero ninguno de sus miembros resultó herido. También se han producido disturbios en Blida, conocida como la ciudad de las rosas, de 250.000 habitantes, a 50 kilómetros de Argel, y en Bufarik, centro de la región agrícola de Mitidja, de 100.000 habitantes, así como en Kolea, Cherchell y Medea.

El Gobierno ha anunciado que el país entero tendrá que hacer frente a la reparación de los destrozos causados por la revuelta, y esa nueva carga pesará sobre todas las espaldas.

"República islámica" y la profesión de fe musulmana, "no hay más dios que Dios, y Mahoma. es su profeta", fueron los gritos de los varios miles de personas que, según la AFP, se manifestaron el viernes en Argel tras la plegaria del mediodía. Los integristas recorrieron el barrio popular de Belcourt y optaron finalmente por no enfrentarse con los soldados. Los radicales islámicos han sido la única corriente organizada que se ha expresado estos días en las calles de Argelia, aunque, según todos los observadores, sería excesivo atribuirles la organización y dirección de la revuelta.

Un despacho de la agencia oficial argelina APS atribuye los sucesos actuales a "la crisis económica mundial, la sequía y la presión demográfica". Los culpables, según el discurso oficial, son los "especuladores" y los "dirigentes inmovilistas". En eso están de acuerdo los manifestantes, sólo que ellos, a tenor de dónde dirigen las piedras, parecen extender esos calificativos a la mayoría del régimen argelino de partido único.

Obstáculos a la Prensa

Un fotógrafo de la AFP, Jaeques Demarthon, fue expulsado de Argelia el viernes por la tarde, cuando acababa de llegar al aeropuerto de la capital. El periodista tenía visado y estaba debidamente acreditado, según informa la citada agencia. Otros dos reporteros gráficos, de la agencia Sygma y el diario Libération, vieron requisados sus carretes por los soldados. Los enviados especiales de EL PAÍS y Abc fueron retenidos más de dos horas en la comisaría de policía de la estación de Orán el viernes por la noche, a fin de que no pudieran tomar el próximo tren hacia Argel.

Las dificultades al trabajo de los informadores proceden del intento de que, al testimoniar la presencia armada en las calles argelinas, su trabajo no dañe la imagen del país entre la izquierda mundial. Chadli Benyedid ha recibido mensajes de solidaridad de Hassan II y el coronel Gaddafi, entre otros dirigentes árabes. Los especialistas en el Magreb subrayan el terrior de todos los gobiernos de la región a un contagio entre sus poblaciones de la fiebre de Argel. Chadli Benyedid tranquilizó ayer por teléfono al dirigente palestino Yasir Arafat y le afirmó que "la situación está bajo control", informó la agencia WAFA.

[El portavoz del opositor Movimiento Democrático Argelino (MDA), Bulfrag Ibahim, declaró ayer desde Alicante que "las revueltas que se registran estos días en Argelia son fruto de nuestro trabajo desde la oposición", informa Efe. El MDA es dirigido desde el exilio por el ex jefe de Estado argelino Ahmed Ben Bella.]

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