_
_
_
_

Sobrevivir, lema para un pueblo castigado

Jenofonte, en su Annábasis, la gesta de los diez mil guerreros que retornaron a Hélade tras cruzar la Persia insondable, ya conocía a los kurdos, carducos, pueblo bravo y belicoso que defendía sus verdes montañas y sus praderas con tal arrojo que no se tenía memoria de otros combatientes tan valerosos. Jinetes consumados, alegres, dignos y orgullosos, los kurdos habitan hoy territorios repartidos entre Turquía, Irak, Siria e Irán, con comunidades importantes en Líbano y la Unión Soviética. Su bravura y belicosidad ha sido causa de numerosos males para este antiguo pueblo iranio, mayoritariamente islámico suní.Con sus 25 millones de habitantes actuales se mantiene a caballo de poderosos vecinos codiciosos de sus riquezas, pastos ayer, petróleo abundante hoy. Paradójicamente, también ha sido este carácter batallador de los hombres y mujeres de Kurdistán la principal razón para asegurar una supervivencia que siempre se ha visto amenazada por persas, turcos o árabes, que islamizaron a sangre y fuego a los pastores carducos, antaño adoradores del Sol.

Condenados por la geografía y por la historia a unas condiciones de vida muy difíciles, el desarrollo económico y social de los kurdos ha permanecido postrado durante siglos. Una orografía imponente cercó al Kurdistán de las vías comerciales de comunicación de Oriente Medio, truncando su comercio y su relación con el exterior. La existencia política es desdichada para este pueblo, que bautiza a sus hijos con el nombre de pesmergas, los combatientes que caminan delante de la muerte.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_