Fracciones del PCE buscan apoyos socialistas para un reajuste en la estructura de la izquierda
Distintos sectores del PCE han abierto canales de diálogo con miembros relevantes del PSOE buscando apoyos para intentar un reajuste de la estructura política de la izquierda. El Gobierno se ha convertido en punto de referencia para los moderados, cuya figura principal es Enrique Curiel, y para el grueso del aparato central, que rodea a Julio Anguita. Mientras, la comisión política del PCE ha retirado el proyecto de manifiesto-programa que había redactado.
El sector moderado del Partido Comunista de España no cree posible influir en la política española más que desde la perspectiva de una fuerza comunista capaz de negociar una "colaboración crítica" con los socialistas. Por su parte, Julio Anguita y el aparato que le rodea -cuyos puestos clave siguen en manos del equipo del anterior secretario general, Gerardo Iglesias- defienden la ocupación de un gran espacio de izquierda, a través de la lucha de masas y de la denuncia sistemática de la "derechización" del Gobierno socialista.
El verano y las primeras semanas del otoño han sido testigos de varios contactos entre el grupo de Enrique Curiel y destacados militantes socialistas, incluidos antiguos miembros del PCE que hoy forman parte del PSOE. Esos contactos se han producido también a altos niveles, entre el propio Curiel y el secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas.
Los contactos de Curiel y su sector con la dirección del PSOE no han desembocado en una nueva escisión en el PCE, pese a la crisis entre ese grupo y el aparato de Anguita, evidenciado en algunas dimisiones. A la renuncia de José Palau como miembro del secretariado del PCE -a principios del verano, tras una entrevista entre el dimisionario y el secretario general- han seguido la de Antonio Kindelán, que llevaba la comisión de medios de comunicación, y la más reciente de José Luis Buhigas, ex portavoz en temas de defensa.
Curiel y otros cuadros, que apoyaron la elección de Anguita como secretario general, estiman que éste les ha traicionado o se muestra impotente para impulsar un proyecto de renovación, en el sentido que ellos creían haber percibido entre la mayoría de los delegados al 12º Congreso del PCE. El grupo vinculado a Curiel -minoritario en el conjunto del partido, si bien constituido por cuadros conocidos- acusa a Anguita de sustituir con radicalismos la falta de proyecto.
Según los moderados, el PCE "puede ser utilizado" como punta de lanza de quienes buscan la pérdida de la mayoría absoluta de los socialistas en las próximas elecciones, sin capitalizar para sí mismos ese deterioro del PSOE.
En sus contactos más recientes con Benegas y otros socialistas, Curiel ha explicado que él y otros militantes están en contra de la radicalización del PCE, pero también ha dejado claro que la actual política socialista en Interior y en Economía ofrece poco resquicio a "una colaboración crítica" con el PSOE.
Frente a los movimientos del otro sector, el aparato político que rodea a Anguita ha intentado un golpe de efecto con motivo de su fiesta anual, prevista para el próximo fin de semana. En la mayor de las reservas, el ex secretario general, Gerardo Iglesias, ha invitado a destacadas personalidades progresistas para discutir públicamente, junto con dirigentes comunistas, algunos problemas candentes para la izquierda.
El PCE ha cursado invitaciones a personas como Mario Onaindía, Manuel Azcárate, José Luis López Aranguren o Pablo Castellano -que no han aceptado-, y también a dirigentes de UGT y del PSOE e incluso a personas de cierto rango en este último partido, como Joaquín Leguina y Antonio García Santesmases.
Los canales informales PSOE-PCE permanecen abiertos, por tanto, inientras las relaciones oficiales están rotas por completo: Anguita no ha sido recibido en la Moncloa, pese a haber solicitado una entrevista con Felipe González inmediatamente después de su elección como secretario general, hace ocho meses.
Por otra parte, la comisión política del PCE ha echado abajo un proyecto de manifiesto-programa que había sido redactado por el dirigente histórico Simón Sánchez Montero, el secretario de organización, Francisco Frutos, y otros tres militantes. Un proyecto en el que se defendía la forma republicana de Estado, se hablaba del "ominoso capitalismo", se establecía la nacionalización de los principales sectores económicos y se describía a la CE como una pieza básica de la dominación norteamericana.
Diferentes miembros de la comisión -Nicolás Sartorius, Marcelino Camacho, Francisco Palero- realizaron tantas y tan diferentes críticas al borrador que se decidió constituir otro grupo redactor, en el cual se ha implicado Anguita.
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