Récord de absentismo en las elecciones cantonales francesas
La participación en la segunda vuelta de las elecciones cantonales francesas fue aún más baja que en la primera, celebrada el pasado domingo. Con una abstención del 52%, frente a un 50,9% hace siete días, ayer volvió a batirse el récord de inasistencia a las urnas de todas las elecciones habidas desde el final de la II Guerra Mundial. Los resultados reflejan la estabilidad del mapa político local, con un ligero incremento de la izquierda por el avance socialista.
La primera consecuencia política de esta consulta administrativa es el cuestionamiento del referendum fijado para el próximo 6 de noviembre sobre el futuro de Nueva Caledonia. A la vista de la alta abstención de ayer -en la región de París se llegó al 70%-, diversos representantes de la oposición, y especialmente el centrista Pierre Mehaignerie, pidieron la suspensión de la consulta y la búsqueda de otro mecanismo para sancionar el acuerdo alcanzado con los independentistas melanesios.El secretario general del Partido Socialista (PS), Pierre Mauroy, reafirmó la celebración del plebiscito y valoró los resultados como un espaldarazo al Gobierno de Michel Rocard. El ministro del Interior, Pierre Joxe, destacó también "el triunfo de la izquierda" y el nuevo apoyo del electorado a la política del presidente François Mitterrand.
Sólo dos departamentos cambiarán de mayoría, uno en beneficio de la izquierda y otro de la derecha. Un socialista presidirá la Gironda, hasta ahora en manos de la derecha. La oposición, sin embargo, ganará el de Alpes Alta Provenza y conservará el de Isere. La elección del vulcanólogo Haroun Tazieff permitirá a Alain Carignon, alcalde de Grenoble y figura de la derecha aperturista, mantener la presidencia del Consejo General de este último departamento, en el que ha sido derrotada la ministra delegada de Asuntos Exteriores Edwige Avice. Por su parte, el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, hundido ya en la primera vuelta, recibe un duro golpe porque había considerado esta votación como un test de cara a las municipales de marzo de 1989.
En estas elecciones menores, en las que participa la mitad del electorado cada tres años, se renovaron 2.042 puestos de consejeros generales -especie de diputados provinciales-, de los cuales 850 fueron elegidos directamente por mayoría absoluta en la primera vuelta. Los consejeros generales elegidos en los cantones en que están divididos los departamentos forman los consejos generales de cada unidad administrativa, en los que la derecha cuenta con mayoría. Dos tercios de las presidencias de los 95 departamentos de la Francia metropolitana están controlados por la oposición de derecha -68 presidencias-, mientras que la izquierda cuenta sólo con 27. Los socialistas han ganado 86 consejeros generales (obtienen 972), el Partido Comunista (PC) ha perdido 23 (293) y otros grupos de izquierda han crecido en 17 puestos. En la derecha, se produce un retroceso de 77 consejeros para la Unión por la Democracia Francesa (UDF), que tiene ahora 917, la Asamblea por la República (RPR) pierde 16 (756) y otras formaciones de derecha ganan 18. Pero en el total de Francia la derecha, cuenta con 2.362 consejeros (pierde 75) por 1.451 de la izquierda (gana 82).
En cuanto a la disciplina de los bloques políticos, el desistimiento en la izquierda (renuncia de un candidato para favorecer la victoria del mejor colocado) fue menor que en la derecha. Los comunistas habían renunciado a retirar a su candidato cuando el favorecido era un centrista aliado a los socialistas y, asimismo, tres socialistas habían mantenido su candidatura, en contra de las instrucciones del partido, en cantones en los que el representante comunista no contaba con la oposición de la derecha.
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