La perla ignorada

La cazadora de cuero negro pega codazo a la ignorada perla caribeña y la desplaza a las dos y pico de la madrugada, gajes propios de una programación que siempre mira a la comercialidad o, para ser más exactos, a los índices elevados de audiencia. Porque, sin lugar a dudas, la perla de hoy y de toda la semana -mucho más por tratarse de una película raramente vista- es para el cinéfilo Coronel Blimp (1942), la primera película que dirigieron al alimón Michael Powell y Emeric Pressburger, un tándem de exquisita elegancia británica y auténtica imaginación visual que habría de dar al séptimo arte delicias del calibre de A matter of live and death, Black narcissus, Las zapatillas rojas o Corazón salvaje. Coronel Blimp es una malévola sátira sobre la institución militar británica perpetrada por sus autores en los delicados años de la II Guerra Mundial, algo que no fue bien visto por el mismísimo Churchill.La cazadora de cuero se llama A la caza y es un discreto pero en su momento polémico producto de William Friedkin que narra la investigación de unos salvajes asesinatos llevada a cabo por un policía. Para ello, nuestro héroe decide vestirse según la moda de un sórdido club de homosexuales al que las pistas le llevan.

El resto de la programación se completa con el séptimo -y grato- vehículo para la pareja Fred Astaire-Ginger Rogers, Amanda, dirigido en 1938 por su habitual Mark Sandrich y musicalizado, extraordinariamente musicalizado, por el hoy centenario Irving Berlin, y con la correspondiente ración de José Luis Ozores, de nuevo bajo las órdenes de Pedro L. Ramírez y en una obra cuyo título cuenta en una palabra su argumento: El gafe.