El Consejo de Ministros estudia hoy introducir cambios sustanciales en el régimen fiscal del butano y el fuel

El Consejo de Ministros estudiará hoy, y previsiblemente aprobará, dentro del proyecto de ley de Presupuestos, la sustitución del actual régimen impositivo del fuel y el butano por el sistema de un impuesto especial que, como sucede con las gasolinas, se determinará anualmente vía presupuestos. El nuevo sistema no incrementará la presión fiscal ni repercutirá de inmediato sobre el precio de venta, aunque sí facilitará su modificación casi automática cuando cambien los costes en origen de la materia prima, los de procesamiento y los de transporte. Los cambios irán acompañados de la liberalización parcial de venta de ambos productos.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Industria y Energía prepara estos días un decreto de liberalización de la venta al por menor de cuatro productos petrolíferos que, dentro del proceso de negociaciones con la Comunidad Europea para la adaptación del monopolio de petróleos, será publicado previsiblemente antes del mes de diciembre. El decreto permitirá la liberalización de la venta al por menor de los fuelóleos (a grandes consumidores), del butano a granel, el queroseno de aviación y los combustibles de navegación.Los cambios en el régimen impositivo del fuel y del butano están vinculados, en gran medida, con el proceso iniciado hace ya más de dos años para la armonización del sector petrolífero a la normativa comunitaria y, en menor escala, con la próxima salida bolsa del grupo petrolero público Repsol, una de cuyas empresas, Repsol Butano, todavía mantiene un sistema arcaico en lo que al pago de impuestos se refiere. Industria estima que el cambio es obligado ante la necesidad de ofrecer una mayor transparencia sobre la configuración empresarial de Repsol.

El famoso canon

Repsol Butano paga anualmente, en concepto de impuestos, una cantidad que determina cada año el Ministerio de Economía y Hacienda en función de sus beneficios. A este impuesto se le conoce como el canon del butano y, aparte de su dudosa coherencia con la legalidad vigente, plantea interrogantes respecto a las contingencias fiscales de una empresa que, a partir del primer semestre de 1989, cotizará en bolsa integrada en Repsol.Por su parte, los impuestos del fuel se derivan de la denominada renta del petróleo, sistema heredado de la situación en la que Campsa era una compañía que, al arrendar al Estado un patrimonio concreto (instalaciones, etcétera) pagaba una cantidad a Hacienda en concepto de renta. La transformación jurídica de la compañía y la armonización impositiva con la CE, con el necesario proceso de facilitar la recaudación fiscal a través de los nuevos operadores en este mercado, conllevará su sustitución por el concepto de impuesto especial, ya introducido en, la recaudación derivada de otros carburantes.

El Consejo de Ministros, aparte de aprobar ambas novedades contenidas en el proyecto de presupuestos para el próximo año, deberá determinar el porcentaje y cantidad en que se fijará el impuesto especial de ambos productos. Aunque, aparentemente, existen todavía divergencias entre Hacienda e Industria, lo más probable es que se fije una cantidad en torno a la media comunitaria para los fuelóleos, entre 1.500 y 1.700 pesetas por tonelada según sea fuel-1 o fuel-2, cuyo precio de venta es de 16.500 y 15.000 pesetas respectivamente.

En el caso del Butano, donde las divergencias son mayores en principio, el abanico de imposición fiscal que está en estudio en torno a banda de una peseta y peseta y media por litro de la bombona de butano. Fuentes oficiales insisten en que el cambio impositivo introducido en el proyecto de presupuestos no modifica ni incrementa la presión fiscal ni tendrá repercusiones inmediatas en los precios de venta.