Hora del preservativo

Su editorial del pasado martes 23 de agosto, La hora del preservativo, me ha traído a la memoria una feroz polémica que hace unos meses vivimos en León. Se refería a unas pretendidas jornadas sobre sexualidad que intentaba organizar el concejal de Juventud de nuestro Ayuntamiento.No fue posible. La ira de los ciudadanos más ultraconservadores, apoyados por la entonces concejala de Cultura (hoy día en la oposición debido a esas truculencias que tiene la política), dio al traste con el proyecto. El Ayuntamiento se disculpó y adujo la juventud y falta de experiencia del revolucionario edil como causantes de tan perogrullesca idea.

A quién se le ocurre... Mira que intentar informar sobre un tema tan archiconocido. Porque vamos a ver: ¿quién no sabe todo lo que debe sobre el innombrable tema? Esto, para lo único que sirve es para aumentar la promiscuidad. Sobre todo entre los más jóvenes. ¡Qué peligro, qué peligro! Además, ¿no pretendía el muy irresponsable que vinieran representantes de colectivos de homosexuales a dar alguna charla? Y el no va más: clausurar las jornadas repartiendo condones entre los asistentes. Imagínense: gastar el dinero del municipio - que somos todos- en comprar esos artilugios de goma enviados por el diablo.

Los periódicos locales se vieron atestados de cartas que pedían la cabeza del inexperto concejal; la mayoría en términos mucho más duros que la parodia del párrafo anterior. La ex concejala interrumpió sus labores en el Senado (también allí representa a una parte de los leoneses) para venir a batallar en contra de su ex compañero y en cruzada por "la moral y las buenas costumbres". Cuándo se darán cuenta de una vez de que su moral y sus costumbres no tienen por qué ser las buenas y las válidas para todo el mundo.

En fin, que aunque el preservativo se haya convertido en "producto necesario, popular y ensalzado", como dice su editorial, algunos siguen combatiéndolo y sometiéndolo a una "existencia vergonzante". Y a aguantarse tocan.-