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El 'esparragazo' más, sonoro

El motín de Aranjuez rompe por unos días la recién estrenada placidez ribereña

Calma chicha. Y de pronto un estrépito que recuerda de lejos el ruidoso Aranjuez de hace unos meses, cuando cientos de camiones trepidaban aún por la antigua travesía. Amotinados y piratas del Tajo calientan desde ayer los motores para quebrar por unos días la recién estrenada placidez ribereña. El esparragazo, versión local del chupinazo de las fiestas, no tuvo que competir ayer con el ronroneo de los motores. Las fiestas del motín vienen este año con sorpresa: la singular corrida goyesca, que llenará los tendidos del coso de Aranjuez de mantones, fajas y redecillas.

Viento de guerra en Aranjuez. Sólo un aire molesto presagiaba ayer por la mañana en las calles semivacías la proximidad del motín, que se repite cada año a primeros de septiembre. Son cinco días de revolución permanente en los que puede pasar de todo: desde verse implicado sin querer en un asalto con alevosía y nocturnidad a la casa de Godoy hasta darse un chapuzón involuntario en las aguas del Tajo al paso de las balsas más estrambóticas.Le llaman el pirata del Tajo. En los últimos nueve años ha descendido por el río disfrazado de Tarzán, de Moisés, de presidiario, de torero... Fernando Álvarez, oficinista, de 40 años, sorprende todos los veranos a sus vecinos con una balsa que parece más bien un plató cinematográfico. Fernando lleva con orgullo el haberse llevado en los dos últimos años el primer premio del Descenso Pirata del Tajo, una prueba singular que consigue reunir a cerca de 8.000 espectadores.

"El año pasado bajé vestido de luces, con un toro de cartón postrado a mis pies", recuerda Fernando, que anuncia que el próximo domingo por la mañana lanzará "50 flechas de amor" desde su balsa. Álvarez, que será nombrado durante las fiestas Pirata Mayor del Tajo, compite este año en originalidad con otras 33 embarcaciones piratas.

Toreros en calesas

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Los diestros Roberto Domínguez, Luis Francisco Esplá y Pepín Jiménez no se vestirán esta vez de luces. Los toreros, engalanados con trajes de época, desfilarán el sábado en calesas para no desentonar. Se trata de la primera corrida goyesca que se celebra en Aranjuez.

El Ayuntamiento ha gastado más de 12 millones en vestir Ia vieja plaza de toros para la ocasión y en alquilar 200 trajes.

La mecha de las fiestas Ia encendió ayer por la tarde el amotinado mayor, el director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián. Tras el pregón, la contraseña: dos cohetes llamados fresón y esparragazo.

Hay quien prefiere la silenciosa representación del motín de Aranjuez, el domingo en el palacio, pero el pueblo se volcará el sábado en el asalto simbólico de la casa de Godoy, todo un estallido de fuego y ruido.

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