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Rafael Escobedo dejó todos sus bienes a un preso y a un periodista

Rafael Escobedo, que se quitó la vida en su celda del Dueso (Santoña, Cantabria), el 27 de julio pasado, dejó una especie de testamento, fechado escasos días antes de tomar su decisión, por el que lega todos sus bienes a dos personas, un periodista amigo suyo residente en Madrid y un compañero de prisión llamado Salvador, ya en régimen de libertad. Rafi tenía, al morir, en su cuenta de la prisión un saldo de sólo 941 pesetas, y sus pertenencias se reducen a cuatro cajas que contienen una considerable cantidad de cartas recibidas a lo largo de estos años, otras dos de ropa usada y un canario.Una de sus últimas voluntades fue que no se practicara la autopsia a sus restos y que sus órganos fuesen donados. Sin embargo, éstos no fueron aprovechados con tal finalidad porque la ley de trasplantes lo impedía, al hallarse el cuerpo del donante pendiente de un procedimiento judicial. Su rechazo a la realización de la autopsia tampoco pudo verse atendido, al carecer de capacidad legal para decidir.

La disección practicada en el depósito municipal de cadáveres se prolongó desde las 16.00 horas hasta pasadas las 20.00, el día de su muerte. La autopsia efctuada por la médico forense reveló que el fallecimiento había sobrevenido por asfixia provocada por ahorcamiento y la etiología se vinculó, en un principio, a un suicidio que ha de confirmar la investigación judicial ahora reanudada. Escobedo murió por lo que los forenses llaman una "ahorcadura completa", al no tocar los pies el suelo y estar pendiente totalmente el cuerpo del lazo. Al filo de las 12.30, el juez instructor, José Antonio Alonso, se había personado en la celda número 4 de la segunda planta el penal, donde encontró al recluso colgado de una sábana doblemente anudada a los barrotes de la ventana. Escobedo vestía el último día de su vida un jersei color rosa y un pantalón deportivo largo de tonos azulados.

Centenares de cartas

Desde su aparición en televisión, en una entrevista que le realizara Jesús Quintero, Escobedo había recibido centenares de cartas. AIgunas mujeres se ofrecían para ayudarle a reconstruir su vida cuando recobrara la libertad. El hecho de que Escobedo pasara gran parte de su tiempo privado de libertad manteniendo correspondencia con numerosas personas justifica el denso epistolario que fue acumulando en las cuatro cajas que, a partir de ahora, la investigación judicial, terminadas las vacaciones estivales, se dispone a examinar una por una.35 días después de que las vísceras de cadáver fuesen enviadas para su análisis por el Instituto Nacional de Toxicología, se desconoce todavía el resultado.

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