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Entrevista:

Sarabia, el último heterodoxo

El jugador, que inicia una nueva etapa en el Logroñés, será homenajeado el martes en San Mamés

Santiago Segurola

Manolo Sarabia, uno de los jugadores emblema de la última generación de futbolistas españoles, recibirá el próximo martes el tributo de la afición bilbaína en el partido que disputarán el Athlétic y el Everton, el antiguo equipo de Howard Kendall, actual entrenador del equipo rojiblanco. Sarabia, un delantero heterodoxo, impredecible, genial y controvertido, abandona el Athlétic a los 31 años, después de una larga carrera salpicada por los éxitos y la polémica. Su capacidad para provocar pasiones en las gradas ha sido inigualable.

En el ojo del huracán de la mayor crisis de la historia del Athlétic -su conflicto con Javier Clemente provocó una fractura casi irreparable en la afición bilbaína-, Sarabia afirma que aquel contencioso marcó definitivamente su vida personal y deportiva. Ahora, a los 31 años, comienza una nueva etapa en el Logrofiés de Javier Irureta, antiguo compañero en el Athlétic.

Pregunta. ¿Considera contradictorio dejar el Athlétic ahora que el equipo bilbaíno sólo cuenta con un delantero específico?

Respuesta. Desde luego, tengo mi opinión, pero dada mi forma de proceder en estos casos, no me parece correcto expresarla ahora que todo está tan reciente. No me gusta hacer este tipo de valoraciones. Además, cada aficionado ya tiene formada su opinión. Cualquier respuesta mía sólo podría contribuir a dar carne para la polémica.

P. Pero usted ha sido un hombre de carácter sobre el campo, cuesta creer que no quiera ofrecer su impresión sobre este asunto.

R. Sólo puedo decir que estaba convencido de continuar en el Athlétic. Mi deseo era terminar mi carrera en el club. Hoy por hoy, creo que soy un futbolista que tengo las cualidades suficientes como para ser útil en cualquier equipo, y eso incluye al Athlétic. Pero es una situación que se ha consumado. Hablar de lo que ha sucedido sólo aportaría polémica, algo que no deseo. Demasiado daño me han hecho las polémicas.

Sorpresa

P. Al decir de sus íntimos, la baja del Athlétic le produjo una enorme sorpresa.

R. Es cierto. Fue una de esas ocasiones en las que crees estar soñando. Tuve una absoluta sensación de incredulidad.

P. ¿Tiene la impresión de haber llevado una carrera a contrapelo? ¿Ha tenido que luchar algo más que sus compañeros para aposentarse en el equipo?

R. En ciertos aspectos he sido un hombre afortunado. Por dos razones. La primera porque he jugado al fútbol, lo que más me gusta hacer. La segunda razón es porque he jugado en el equipo que yo deseaba. Pero creo que si hubiese tenido, en momentos determinados, la confianza que todo futbolista necesita, estoy seguro de que hubiese hecho cosas mucho más importantes de las que he realizado.

P. ¿Todo ésto tiene algo que ver con su tardía ascensión al estrellato?

R. Es algo curioso. He sido un futbolista que desde niño he sobresalido por encima de los demás. En todos los equipos, gracias a Dios, se me tenía por un futbolista especial. En principio, esta cualidad es siempre favorable a la hora de integrarte entre las figuras del fútbol. Sin embargo, no he encontrado ese respaldo que he necesitado en los momentos más delicados.

P. Imagino que se habrá detenido a preguntarse por los motivos de esta incompresión.

R. Muchos veces, incluso en las situaciones en que los hechos me daban la razón. No parecía lógico lo que me ocurría, pero no había forma de evitarlo. La sucedido que a lo largo de mi carrera ha habido tres escalafones. Por un lado, lo que he logrado en el fútbol; por otro, la opinión que los aficionados tienen de mí; por último, queda aquéllo que podía haber conseguido si hubiera tenido apoyo.

P. ¿Ha echado de menos algún entrenador que haya tenido esa sensibilidad con usted?

R. Quizá haya tenido ese entrenador, o igual han sido todos, y no haya respondido a sus ideas. Tampoco me siento tan arrogante como para pensar que los demás se han equivocado. Creo que el entrenador ideal no existe, o sólo le encuentras en períodos muy cortos de tu carrera. Casi siempre me he tenido que ganar el puesto para el domingo siguiente. Aun jugando todas las semanas, siempre me he sentido obligado a jugar bien, porque de lo contrario no lograría la continuidad en el equipo.

P. Este planteamiento siempre genera una fuerte tensión interior, que, en general, provoca una sensación de injusticia y discriminación...

R. Soy una persona bastante dual. Generalmente acabo por ver los aspectos positivos y negativos de cualquier asunto. La parte positiva es que probablemente haya sido el futbolista al que más se le ha exigido. Eso me satisface. Pero me ha hecho muchísimo daño en los momentos más duros.

Fernández Mora

P. Parece que usted sólo ha logrado esa buena química con un entrenador, Fernández Mora, que curiosamente no pertenecía al Athlétic.

R. Es cierto, tuve la enorme suerte de encontrarme en el Baracaldo con una persona partidaria del diálogo. Me animó y me expuso siempre las situaciones con claridad. Considero que el diálogo es decisivo en la relación del entrenador con los jugadores.

P. Sus palabras dejan entrever que apenas ha encontrado este tipo de actitud durante su etapa como profesional.

R. Sí. Cuando existen problemas, me gusta encararlos. No me gusta dejar pasar las cosas, porque acaban por pudrirse.

P. ¿Hasta qué punto ha afectado en su trayectoria última el contencioso que tuvo con Javier Clemente?

R. Siempre he querido dejar claro que este asunto me hizo un daño enorme, tanto en el momento de producirse aquellos hechos, como posteriormente. Ha sido un daño terrible, que me ha afectado tanto en el aspecto personal como en el deportivo. Fue un momento tan desagradable, tan triste, que es un tema del que nunca quiero hablar. Creo que es la mejor forma de que todos los que padecimos aquéllo, y toda la afición del Athlétic lo ha padecido, logremos olvidarlo.

P. Aquel conflicto coincidió sorprendentemente con la etapa más brillante de la moderna historia del Athlétic. Se buscaron todo tipo de causas para explicar el contencioso, incluidas razones de orden psicológico. ¿Creyó adivinar entonces que Clemente sentía celos de su popularidad y su estilo de juego?

R. Es algo sobre lo que no quiero contestar, porque es volver sobre todo aquéllo. Cualquier persona se hizo entonces una idea de lo que ocurría, y formó su opinión. No quiero volver sobre ese asunto.

P. ¿Qué consecuencias ha sacado de aquellos sucesos?

R. Soy un hombre que me gusta dialogar y aprender. Hasta en los momentos más duros se pueden sacar conclusiones positivas. En aquellos días aprendí que cualquier persona se sorprendería de la capacidad de aguante que tiene el hombre en las situaciones más difíciles. Afortunadamente, pude contar con el apoyo de la gente que más quería.

P. ¿No le parece que aquello no mereció la pena bajo ningún aspecto?

R. Hasta tal punto tengo esa certeza, que quiero pensar que no ha ocurrido. Es una sensación de incredulidad que todavía no se ha difuminado. Por todo eso no quiero comentar de aquel asunto.

P. ¿Se ha vuelto diplomático desde entonces?

R. No, de ninguna manera. Tengo la conciencia muy tranquila.

"Mi estilo se adapta a todo tipo de equipos"

Pregunta. Ahora que ha abandonado el Athlétic, qué le ha llevado a escoger el Logroñés, en lugar de un equipo sureño, en principio más acorde con su estilo?

Respuesta. Con respecto al estilo, estoy convencido de que mis características se adaptan a todo tipo de equipos. Las razones que me han movido a fichar por el Logroñés han sido principalmente de carácter familiar.

P. ¿No ha echado de menos un concepto del fútbol diferente en el Athlétic o quizá cree que el éxito de un colectivo se deriva de la contraposición de estilos?

R. Es evidente que el Athlétic y el Sevilla tienen condiciones diferentes. Pero también es cierto que el Athétic, pese a su larga tradición física, siempre ha encontrado jugadores de gran calidad. Por ejemplo, pocas veces un equipo ha jugado con tanta espectacularidad como el Athlétic del primer año de Clemente. Fue tremendo.

P. ¿Y a qué se debió el brusco viraje posterior?

R. Influyó muchísimo la visión de los demás equipos con respecto a nosotros. Hasta entonces habíamos pasado un tanto inadvertidos, pero una vez ganada la primera Liga, los rivales nos sometieron a una presión muy diferente.

P. Se introdujo entonces en el Athlétic un conservadurismo de orden mental, especialmente en el entrenador?

R. Sí, nos afectó a todos.

P. ¿No pudo alterar esta presión la la química interna de un club que no estaba acostumbrado a participar en la dura caza de la Liga?

R. Yo no lo palpé, aunque quizá pudiera haber ocurrido.

P. ¿Se ha aburrido mucho en los campos de fútbol?

R. Lo diré de otra manera, son poquísimos los futbolistas que se divierten en el césped. Eso no sucedía hace diez años. El espectáculo decae día a día. La verdad es que es muy difícil divertirte con un fútbol tan programado.

Sentimental

P. Su homenaje coincide con la presentación oficial del Athiétic y los socios no pagarán. Incluso ha rechazado una fila cero. Parece usted muy generoso.

R. Lo más importante es el aspecto sentimental. Quiero tener un recuerdo inolvidable para mí y para la afición.

P. ¿Ha visto mucho cafre a lo largo de su carrera?

R. Quizá no tanto ver, como oir hablar de ellos. Pero está en boca de todo el mundo las grandes sorpresas que nos llevamos cuando hemos visto a un futbolista excepcional y luego, una vez convertido en entrenador, ha dado vuelta a todos sus principios. Ojalá a mí no me ocurra.

P. Probablemente haya marcado algunos de los goles más soberbios del fútbol español. ¿Tiene un recuerdo especial de alguno de ellos?

R. No, porque significaría que mi aportación ha sido muy limitada.

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