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Sarah Ferguson,

duquesa de York, abandonó ayer por la mañana el Portland Hospital, en Londres, donde el pasado lunes dio a luz a su hija, la princesa de York. La duquesa de York, de 28 años, salió con la niña en brazos, para la que aún no se ha decidido el nombre, acompañada de su esposo, el príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II de Inglaterra. Fotógrafos, cámaras de televisión y numerosos curiosos esperaban desde primeras horas del día la salida de la duquesa, ataviada para la ocasión con un traje azul marino con lunares blancos. Sarah Ferguson entregó por unos momentos la niña, dormida y envuelta en una toquilla blanca, a su padre para acercarse a una de las personas congregadas en el hospital que le ofrecía un ramo de flores. El matrimonio y el bebé abandonaron el lugar en un automóvil con rumbo desconocido.

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