"Es difícil ser socialista en prisiones"
"Tenemos 25.000 internos y celdas para 20.000", reconoce el ex director de Instituciones Penitenciarias
José Manuel Blanque ha estado siete meses en "el puesto más ddifícil de la Administración del Estado": director general de Instituciones Penitenciarias. "Siete meses es un período muy escaso para poder hacer muchas cosas", pero Blanque se marcha orgulloso del plan de salud de prisiones recién firmado, del que se considera impulsor. La realidad carcelaria ha desbordado sus impenitentes lecturas marxistas (más de 2.000 libros). "Ser socialista de salón es muy fácil, pero ser socialista en una prisión es muy difícil. Impone un esfuerzo y un modo de vida". No rehúye dar cifras de hacinamiento: "Tenemos 25.000 internos y tenemos celdas para 20.000
Las prisiones con mayor sobrepoblación, según Blanque, son las de Yeserías, Sevilla, Córdoba, Málaga, Jerez y Algeciras. Pero destaca que esta dirección pretende iniciar la construción de seis nuevos centros cada año para descongestionar las cárceles. "El ideal es no tener ninguna prisión en el casco urbano y una celda por preso", aspecto este último cuyo incumplimiento actual supone una ilegalidad. "Es una meta lejana, pero hay que tender a ella", añade.Nacido hace 37 años en Tetuán (Marruecos), Blanque está casado y tiene tres hijos. No sabe qué hará a largo plazo, aunque confía en volver a ejercer como abogado del Estado. Deja caer: "Si vine aquí es porque tenía ambición política", y estima que tras de sí deja un puesto del que "es difícil esperar un reconocimiento público", aunque esta labor "callada y dura produce satisfacción personal".
"La prioridad que me marcó el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, fue que me ocupara de la sanidad penitenciaria, pero ese mandato que recibí no pude empezar a dedicarme a él hasta que transcurrió un plazo de dos meses. Y ello porque el día a día viene a impedir que se dedique el tiempo a lo esencial".
Sobre la denuncia, recogida en un informe del Defensor del Pueblo, de que en algunas prisiones los presos comen en latas vacías por falta de platos, Blanque manifiesta: "En siete meses he visitado 26 prisiones, no son muchas. En ninguna de esas prisiones faltaban platos. Lo que sí es cierto es que algunos internos, escasísimos, vertían el contenido de sus platos en una lata o en un envase de cartón de leche".
"En cuanto a las condiciones higiénicas, hemos hecho un esfuerzo. Ha habido problemas derivados de la antigüedad de algunas prisiones. Hemos incrementado un 15% la asignación para alimentación e higiene de los presos", agrega.
Hipocresía
El hasta ahora director general de Instituciones Penitenciarias acusa a los partidos de hipocresía sobre el problema de prisiones. "Yeserías es probablemente la prisión que reúne peores condiciones de todo tipo. No debería haber en ella más de 300 personas, y hemos llegado a tener 505. Ahora tenemos 490. Cuando este ministerio decide el pasado enero construir una prisión en Soto del Real para aliviarla, los mismos partidos que denuncian el hacinamiento, AP y CDS, mostraron una oposición tremenda". "Tenemos la voluntad de iniciar esa prisión y en ese sitio en septiembre, pero hemos perdido nueve meses en perjuicio de las internas de Yeserías, no en el nuestro. Parece que quieren que tengamos a los presos en un barco o en una isla, porque hablan de lo mal que están los presos, pero cuando quieres ira construir una cárcel o pides dinero para presos no quieren la cárcel cerca ni quieren saber nada de dinero para presos".
Estima que su lenguaje crudo sobre la realidad carcelaria, que ha podido resultar impolítico, ha sido apreciado por los presos: "A quien padece privación de libertad, lo que no puedes decirle es que está muy bien si no es cierto, si está mal".
Su visión ahora es de un tremendo realismo. "En marzo me preguntaban en el Congreso de los Diputados por qué no dábamos trabajo a los internos cumpliendo el artículo 25 de la Constitución. Le dije al diputado interpelante que si no tenía dinero para poner una celda a cada interno menos todavía lo tenía para darle trabajo. Vamos a ser realistas. Primero hay, que darles salud, luego una celda y luego trabajo".
Se deshace en elogios de los funcionarios de prisiones. "He estado en muchos sitios y son los únicos funcionarios que me han transmitido algo de esperanza y de entusiasmo por su labor. No se limitan a cumplir un horario y cubrir el expediente. Es gente que tiene hasta iniciativas".
'Ovejas negras'
No faltan, sin embargo, ovejas negras. "Estamos detrás de algunos funcionarios por la sospecha de que puedan tener que ver con tráfico de drogas, jeringuillas, whisky y lo que sea". Junto a ello, dice que todos los altos funcionarios de prisiones también, a título ejemplarizador, deben estar dispuestos a mostrar su situación bancaria al llegar al cargo y salir de él. "Hay que perseguir más a los de arriba que a los de abajo". También alude a escaseces de personal. "Deberíamos tener 15.000 funcionarios vigilantes. Al acabar este año espero que haya 12.000. Y el año que viene se contratarán 2.500 más".
Cree que se pueden dar pasos para erradicar la droga de las cárceles, pero estima excesivamente permisiva la normativa en materia de vis a vis, permisos o entrada de paquetes.
Si mira atrás, cree que "ha habido momentos más emocionantes que difíciles". Y estima que es "un puesto duro por el que hay que pagar, porque es apasionante".
Considera su mayor éxito el plan de salud para prisiones firmado, y ve su mayor error en el retraso en ponerlo en marcha. Y cree tener un defecto proverbial: "Soy excesivamente vehemente". No en vano personas de su entorno estiman que su crítica intervención en el Congreso en marzo, en la que pormenorizó los males de las prisiones, ha podido pesar en su guillotinamiento político.
Por el contrario, no cree que el reciente suicidio de Rafael Escobedo haya influido, aunque no ahorra paliativos a este hecho: "La muerte de un preso en prisión es un fracaso del sistema. Y estamos haciendo lo posible por evitarlo".
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