El ciclismo francés tiembla ante Herrera y Delgado
El ciclismo francés tiembla ante Herrera. Y, por si fuera poco, Delgado también le inquieta. Desde que en 1985 Hinault ganara el Tour, ningún corredor galo ha subido al lugar más alto del podio en Vuelta, Giro y Tour. Y ahora precisa una figura. Ha creado a Bernard, en función de días fugaces en los que ha asombrado. Pero ya piensa que Herrera, y después Delgado, son mucha amenaza para él en este Tour. La cadena de televisión Antenne 2 citó ayer como estrellas invitadas tras la etapa a Herrera y Delgado, mientras el periódico LiÉquipe, por segundo día, dedicaba la cabecera, a toda página, a Herrera.Herrera y Delgado se han convertido en los principales favoritos del Tour 88, porque nunca un escalador llegó a las etapas de montaña tan bien situado en la clasificación general, tras las etapas llanas y contra reloj que ocupan toda la primera semana. Delgado reconocía el domingo su inmejorable situación para ganar el Tour, y ayer L'Équìpe publicó un estudio que era toda una premonición: Herrera llegó a la montaña en 1984 con 12.20 minutos de desventaja con respecto al ganador, Fignon; en 1985, con 12.31 más que Hinault; en 1986, con 6.28 más que Lemond, y en 1987, con 15 más que Roche. Este año, con los Alpes ya a la vista, Herrera está a 3.28 minutos del líder, Bauer, que no es, ni mucho menos, el favorito. El primer candidato a la victoria que se encuentra en la clasificación es Breukink, que saca 2.15 minutos a Herrera. Mottet goza de una ventaja de 2.27 minutos sobre Herrera; Bernard, de 2.26; Kelly, de 1.43, y Delgado, de 1.33. Zimmermann y Hampsten lo tienen aún peor, porque alcanzan la montaña con desventaja sobre Herrera.
El año pasado, Herrera estaba a 15 minutos de Roche cuando se iniciaron las etapas de montaña, y acabó quinto, a 9.32. Herrera está considerado como el mejor escalador del mundo, cuando ganó en Avoriaz y Saint-Étienne en 1985 y fue, además, dos veces segundo. Ese año fue séptimo en la clasificación final y acabó a 12.53 minutos de Hinault, prácticamente la misma diferencia con la que llegó a la montaña, pero es que en la última contra reloj perdió más de cuatro minutos, algo que ahora ya es impensable.
Herrera ha trabajado mucho sobre el terreno llano, y no sólo eso, sino que también ha aprendido a rodar en cabeza del pelotón. Tan es así que está comenzando a infundir respeto, como en su día lo hicieran Hinault y Fignon. Saben que es la rueda buena a seguir, y ya pocos corredores se atreven a dar una pedalada de más si él no lo hace.
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