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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Salir de la heroína

Hace ocho meses tomé la decisión de abandonar el consumo de drogas. Antes hubo muchos intentos en solitario que acabaron fracasando. Me di cuenta entonces de que la tarea no podía llevarla a cabo yo sola. Necesitaba ayuda. Con inseguridad, miedo y desconfianza, entré en contacto con el Plan Regional de Drogas de la Comunidad Autónoma de Madrid. Hubo unas sesiones con un equipo terapéutico en el centro de salud mental de mi barrio. Al principio, todo eran mentiras. Había muchas cosas en mi vida que quería ocultar. La vergüenza y la desconfianza creaban un muro en torno a mí. Pero poco a poco el muro se fue resquebrajando; la confianza en las personas en cuyas manos había puesto casi, casi, mi vida fue apareciendo tímidamente, paso a paso. Después de dos meses de tests, entrevistas, indagaciones en mivida familiar, social y en el fondo de mí misma, pasé a la unidad de desintoxicación de un hospital. Es decir, fui a pasar el mono. Y lo pasé rodeada de gente preocupada por mí, que me controlaron físicamente, que me ayudaron en los momentos difíciles.Después de superar el síndrome, ingresé en la Comunidad Terapéutica de Villaviciosa de Odón, un lugar tranquilo, lleno de pinos, donde poder centrarme y plantearme mi nueva vida; un lugar donde recuperar la esperanza, la alegría y empezar el difícil camino de la reinserción.

Y todo esto no lo estoy haciendo sola. Conmigo y con todos mis compañeros está trabajando un equipo de psicólogos, terapeutas, asistentes técnicos sanitarios, monitores de cultura, trabajo, deportes, tiempo libre y ocio, etcétera. Un equipo de personas que, con profesionalidad, experiencia y vocación, están ayudándome a lograr lo que yo sola nunca hubiera conseguido.

Y ahora resulta que muchas de estas personas que trabajan en el Plan Regional de Drogas, tanto en la Comunidad Terapéutica como en los centros de seguimiento, tienen pendiente de un hilo la continuidad en su trabajo. Muchos contratos laborales tienen su fin a últimos de junio y lasombra del cese se cierne sobre todos.

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Para mí supone casi como volver a empezar. Personas nuevas, a las que no conozco ni me conocen, van a ocuparse de mi tratamiento, y otra vez tendré que contar mi historia, y otra vez la medida de la confianza estará en el punto cero. ¿Por qué hay que volver a hacer lo que ya está hecho y bien hecho?

La respuesta a la pregunta es fría y desde luego nada satisfactoria. Mecanismos administrativos, fórmulas de organización que, paradójicamente, suponen desorganización. No lo entiendo. Me cuesta comprender que, por la simple razón de no sé qué tiempos de contratos, profesionales que me han demostrado su saber hacer en el trabajo con toxicómanos tengan que desaparecer de mi camino.

Yo sé que mi testimonio no va a solucionar este problema, pero las personas que me están ayudando a salir de la droga también me han enseñado a confiar en la palabra, a saber decir a los demás lo que yo pienso. Y por esto me siento con derecho, con el mismo derecho que cualquier otro ciudadano, a utilizar mi libertad de expresión. Por eso, desde Villaviciosa, finalizando ya mi estancia en la Comunidad Terapéutica, quiero expresar públicamente mi desacuerdo con el cese de muchos trabajadores del Plan Regional de Drogas.-

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