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Francisco Díaz Roncero

La voz de la España del exilio en París

Francisco Díaz Roncero, madrileño de 82 años y nacido en la calle de Tribulete, ha recibido en la capital francesa la Encomienda al Mérito Civil, "un largo paréntesis de 54 años", dice, "desde que Alejandro Lerroux me condecoró con la Orden de la República". En ese paréntesis median 43 años de exilio y una dedicación íntegra al periodismo, "siempre aislando la acción periodística de mis propias ideas políticas. Nunca milité en ningún partido porque odio las dictaduras del pensamiento". Su trabajo tuvo éxito, como lo atestiguan sus emisiones en Radio París durante la dictadura franquista; no en vano ha sido conocido dentro y fuera de España como la voz del exilio.

Durante 30 años dirigió el boletín informativo de Radio París, y tiene a gala que "en todo ese tiempo los franquistas no pudieron protestar ante las autoridades francesas porque yo hubiera emitido una noticia falsa" Díaz Roncero ha informado de todo, o casi, a través de la radio, periódicos y de su agencia de toda la vida, Associated Press. Enviado especial al Tour de Francia, cronista de todos los festivales cinematográfico en Cannes, "excepto uno, el primero", y cronista político en la España de la preguerra.Díaz Roncero vive ahora entre París y Madrid, con alguna parada en Deauville "para una cura de oxígeno". En el transcurso de su exilio tuvo dos intuiciones que finalmente se cumplieron: regresar a una España democrática por invitación de la Generalitat de Cataluña restaurada, y el de una monarquía que ha restituido las libertades.

La acción política jamás arrastró a Díaz Roncero. "En mi casa de París han pasado veladas agradables Negrín, Largo Caballero, Madariaga, Alberti y muchos otros. Pero yo fui amigo personal de Primo de Rivera y de su hijo José Antonio, con el cual discutía de ideas políticas, las suyas y las mías, tan diferentes". Fue la voz del exilio para millones de españoles, incluso los franquistas y afines al régimen.

Díaz Roncero tuvo satisfacciones personales al margen de la política. El cine y la pintura, "mi otra vocación de no haber sido periodista", le han proporcionado no pocos amigos. "En una ocasión", cuenta el periodista, "Laurel y Hardy estuvieron en mi casa de París, comiendo paella, hasta las cinco de la mañana. En un momento de la fiesta comenzaron a imitar a los guitarristas y bailaores flamencos, esa imagen no se me olvidará. Si llegan a filmarla, tal vez hubiese sido su película más cómica".

Ahora Díaz Roncero se siente satisfecho pese a sus 43 años alejado de su patria, porque "un refugiado político lo pierde todo menos el acento". Hace poco tiempo, en Madrid, cuando comentaba a un colega sus años en Radio París y la imposibilidad de entrar en España, este último le contestó: "Don Francisco, usted entraba en España todos los días".

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