"No me cabe duda de que esto es una maniobra", afirma el jefe del inspector

Manuel Céspedes, delegado del Gobierno en Melilla, declaró ayer que sospecha que la implicación del inspector José Antonio Bédmar en el caso el Nani es una maniobra, "que ha sorprendido a todo el mundo menos a quien se muestra más sorprendido públicamente", dijo. Céspedes apoya su afirmación en el hecho de que, durante la comparecencia de Bédmar en el juicio el pasado 17 de mayo, el abogado defensor de uno de los policías implicados, Emilio Rodríguez Menéndez, insistió en su interrogatorio sobre los destinos que ocupó el policía tras la desaparición de Santiago Corella -entre ellos, en el servicio de escoltas de Presidencia del Gobierno-, en lugar de realizar preguntas relacionadas con el caso.La declaración contra Bédmar del testigo Luis Miguel Rodríguez Pueyo, a preguntas de la defensa, es para Céspedes "extraña en su contenido, forma, puesta en escena y momento en el que se realiza". Según el actual delegado del Gobierno en Melilla -que está en Madrid en una reunión "programada desde hace 20 días"-, Bédmar ejercerá acciones "que rehabiliten su imagen pública en cuanto concluya el juicio".

Bédmar fue trasladado en comisión de servicios a Melilla cuando Céspedes fue nombrado delegado del Gobierno en esa ciudad. Antes había estado destinado en Bilbao y en el servicio de seguridad de la Casa Real. Céspedes asegura que conoció a su colaborador, "y no amigo íntimo", cuando el comisario de seguridad de Moncloa le presentó varios expedientes de los policías más idóneos para cubrir una docena de plazas de escolta vacantes para la Moncloa, que salieron "a concurso por elección".

Bédmar cumplía todos los requisitos, como estatura, trabajos de investigación, experiencia en la calle, y además ya había trabajado en el departamento de seguridad de la Zarzuela. Céspedes recuerda que en la hoja de servicios de su colaborador constaban "20 o 30 felicitaciones".