El 70% de las rentas distintas al trabajo escapa al fisco, aunque baja la evasión
Casi un 70% de los ingresos generados por el capital y las actividades empresariales o profesionales escapa al fisco, según el último estudio del fraude en el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). El nivel de cumplimiento global mejoró en la declaración del año pasado sobre 1986. Pero todavía hubo 9,3 billones de pesetas que no pagaron dicho tributo, sin contar el País Vasco y Navarra. En concreto, se libraron del impuesto algo más de 3,5 billones en el caso de las rentas de trabajo y 5,7 billones en los demás ingresos.
Desde el año 1979, primer año estudiado por una comisión creada por Hacienda en 1981 para evaluar el fraude fiscal, el cumplimiento de los españoles ante el IRPF ha mejorado considerablemente. Sólo en 1981, 1982 y 1984 (declaraciones del año siguiente) la parte de renta declarada respecto al total de ingresos estimados ofreció ligeros retrocesos.En las dos últimas campañas de declaración los índices han vuelto a mejorar de forma clara. Pero la comisión considera que todavía presentan la (declaración 3,9 millones de unidades familiares menos de las que están obli,11yadas a declarar (10,1) millones).
Si de lo anterior puede deducirse que no declara uno de cada -tres españoles obligados, el nivel (de ocultación aumenta al considerar las rentas totales: un 45% escapa al fisco. Este promedio, Sin embargo, encubre grados de evasión dispares: algo menos del 29% en las rentas del trabajo, que declaran 71,28 pesetas de cada 100, y casi un 70% en los demás ingresos (capital, profesionales, empresarios y agricultores), cuyos perceptores sólo declaran el 30,36%. Desde 1979, el nivel de cumplimiento de los trabajadores ha mejorado unos 17 puntos (desde el 54% hasta el 71,2% de la última declaración), mientras que el de las otras rentas avanzó menos de la mitad (desde el 22,3% al 30,3%). De las cifras que presentó ayer la comisión, dirigida por el catedrático de Hacienda Pública Manuel Lagares Calvo, se desprende también que el menor cumplimiento de las rentas distintas al trabajo contribuye a elevar la carga fiscal soportada por éstas.
En efecto, los rendimientos totales del trabajo fueron 12,5 billones de pesetas en 1986 y los demás otros 8,2 billones. En otras palabras: el trabajo se llevó un 60,3% de los 20,7 billones de pesetas de rentas que deberían haber tributado. Pero aportó el 77,6% de los rendimientos netos declarados. El capital y los empresarios y profesionales casi percibieron el 40% de la renta total estimada a efectos tributarios y sus declaraciones sólo sumaron el 22,4% de los rendimientos netos aflorados.
No obstante, la aportación relativa del trabajo ha vuelto a disminuir algo por tercer año consecutivo, después de que en 1983 (declaraciones de 1984) aumentó tanto como ha retrocedido ahora y llegó a suponer un 82,3%, el máximo desde que se implanto el impuesto. Del consiguiente incremento de la aportación del resto (le las rentas únicamente se ha librado el capital mobiliario (depósitos bancarios, acciones, deuda pública y otros títulos de renta fija, etcétera), que ha bajado desde el 6,6% al 6%. En cambio, el peso de los rendimientos empresariales creció desde el 7,4% al 8,8%, el de los agrarios desde el 1,4% al 1,8%, y el del capital inmobiliario desde el 1,6% al2,1%.
Así, los ingresos netos declarados por el trabajo siguieron siendo los más altos en la última declaración: 1.396.900 pesetas de promedio, frente a 1.389.200 pesetas de los profesionales 843.000 pesetas de los empresarios, 336.200 de los agricultores, 144.200 del capital mobiliario y 49.700 del inmobiliario.
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