Campaña sin pasión para las legislativas en Francia
La campaña electoral para la designación de los 577 diputados de la Asamblea Nacional francesa languidece, a seis días escasos de la primera vuelta. Todas las energías parecen haberse quemado en la reciente elección del presidente de la República, y ahora apenas existe emoción ni pasión en esta nueva justa electoral, en la que los sondeos auguran la mayoría absoluta para el Partido Socialista y dan por liquidado, por el momento tan sólo desde el punto de vista parlamentario, al ultraderechista Frente Nacional. La capacidad del Partido Comunista para evitar su total desaparición del mapa parlamentario y de la derecha democrática para contener la marea rosa socialista y evitar un naufragio político de incalculables efectos para su futuro son algunas de las pocas incertidumbres de estos comicios.La reelección de François Mitterrand como presidente de la República ha conseguido cambiar totalmente las coordenadas del debate político francés. Hasta el pasado 8 de mayo, los ciudadanos se hallaban ante dos opciones, vagamente identificadas con la derecha y la izquierda clásicas. Jacques Chirac y su propuesta de política conservadora, y François Mitterrand y su proyecto de apertura al centro-izquierda. A partir de la reelección, las expresiones "centro" y "apertura" se han convertido en el acervo común de toda la clase política francesa, a excepción de los dos extremos del arco ideológico, la extrema derecha, partidaria de una política antieuropeísta, xenófoba y en definitiva autárquica, y el Partido Comunista, enemigo de la Comunidad Europea y de las alianzas socialistas con el centro.
El debate entre la derecha, agrupada bajo las extrañas siglas URC (Union du Rassemblement et du Centre), y el mitterrandismo versa ahora sobre el protagonismo de la apertura y la legitimidad centrista de unos y otros. Pero la campaña y los enfrentamientos electorales no han saltado prácticamente a la escena política nacional y están quedando relegados en las pequeñas circunscripciones, donde se producirán las auténticas mutaciones del sistema de partidos presagiadas por los especialistas.
En las circunscripciones se producirán, entre la primera vuelta del 5 de junio y la definitiva del 12 de junio próximos, las alianzas y abandonos de unos candidatos en favor de otros que dibujarán el nuevo mapa parlamentario. La derecha se hallará laminada entre la ascensión de los socialistas y la fuerza del FN, escasa para obtener mayoría en la segunda vuelta, pero suficiente para cerrar el paso a los candidatos de derecha.
El sistema mayoritario, impuesto por la mayoría de derechas que ha gobernado desde 1986 hasta 1988, y el recorte de las circunscripciones realizado por el anterior ministro del Interior, Charles Pasqua, primarán a los socialistas y no a los conservadores, como habían calculado originalmente sus autores. En el actual sistema, cada circunscripción elige un único diputado, que debe obtener o la mayoría absoluta en la primera vuelta o la mayoría relativa en la segunda. En ésta se pueden presentar los candidatos que han obtenido más del 12,5%, aunque normalmente los candidatos peor situados se retiran en favor del candidato ideológicamente más próximo que está mejor colocado.
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